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La liquidez es un concepto que afecta, directamente, a la viabilidad económica de tu empresa. A continuación, te contamos en qué consiste y cómo evitar el temido cuello de botella que podría provocar.
La liquidez es la capacidad que tiene una empresa, una compañía o un trabajador autónomo para conseguir dinero en metálico para abonar las obligaciones financieras correspondientes. El capital disponible proviene de la conversión de un activo en dinero. El proceso ha de ser lo más corto posible para que, lo que se venda, tenga un precio acorde al mercado.
Cuando se afirma que una empresa o negocio tiene liquidez es porque consigue vender sus activos sin problemas y sin perder dinero en la transacción.
Es fundamental subrayar que la liquidez no tiene nada que ver con el dinero que tienes en la caja, sino que este es el resultado de tener liquidez. El grado de liquidez de tu negocio dependerá de lo rápido que puedas vender un activo a un precio justo.
Los activos con mayor liquidez son los que se venden por un mayor valor objetivo. Debes tener liquidez, ya que siempre hay incidencias que podrían sorprenderte. Además, tus responsabilidades financieras (pago de impuestos o a proveedores) han de ser resueltas en tiempo y forma.
Al término de liquidez se le une el de solvencia (la capacidad que tiene tu negocio para cumplir, a largo plazo, con las obligaciones previstas). El análisis de ambos niveles arroja como resultado cuál es el rendimiento financiero y económico de tu negocio.
De no tener liquidez, comienzan los impagos a empleados, a la Agencia Tributaria y a proveedores. Finalmente, el proceso de producción se verá afectado, lo que conlleva que no puedas seguir vendiendo tus productos.
En una pyme, donde la reinversión es más rápida, es imprescindible contar con dinero suficiente para afrontar la producción y todos los pagos previstos. En caso contrario, lo más habitual es que termine cerrando por insolvencia.
Se denomina cuello de botella a las actividades que ralentizan el proceso de producción y afectan a la rentabilidad. Ello provoca un aumento del tiempo de espera para la entrega de los pedidos y, finalmente, un encarecimiento del producto.
En lo que respecta a la liquidez, hace referencia a la situación que está provocando que no entre dinero en la empresa. Para solucionarlo, deberías formularte las siguientes preguntas:
Cuando tengas las respuestas, sabrás qué está fallando y cuáles son las soluciones más recomendables para tu caso particular.
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Para que sea más sencillo, te damos una serie de consejos prácticos que te ayudarán:
Lo de establecer objetivos fijos y exigir su cumplimiento ha pasado a la historia. El mercado cambia constantemente, la oferta es enorme y los antiguos clientes fijos pueden convertirse en potenciales o desaparecer para siempre. Para elaborar mejores presupuestos de tesorería, ten en cuenta lo siguiente:
De lo contrario, únicamente tendrás un presupuesto por cumplir y la certeza de que los ingresos esperados no terminan de llegar.
En definitiva, se trata de realizar un presupuesto que no tenga nada que ver con el del año anterior. Más bien, con los resultados que observas a diario y con las posibles previsiones dependiendo de tu nicho de mercado.
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