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Reducir el tiempo transcurrido desde que se consigue una venta hasta que se produce el cobro es fundamental para disponer de la máxima liquidez posible. La coordinación entre los departamentos ayuda a evitar que los plazos se alarguen innecesariamente.
Para maximizar la rentabilidad, conviene diseñar estrategias que reduzcan el impacto de los plazos de cobro largos. Pero, antes de pasar a la acción, es importante que la empresa tenga información clara y precisa de algunos conceptos, como el periodo medio de cobro (PMC).
El plazo de cobro no comienza con la emisión de la factura, sino desde el momento en que se cierra una venta o un contrato. El periodo medio de cobro se puede definir como el promedio de días que la empresa tarda en cobrar a sus clientes.
Conviene tener presente que el número de días que transcurren desde la venta hasta el cobro suponen que la empresa está financiando a sus clientes. Cuanto más se alargue el plazo, mayor efecto negativo tendrá en la liquidez.
Por esta razón, el objetivo de la empresa debe ser reducir el PMC lo máximo posible. En ocasiones, no es una tarea fácil, especialmente cuando se trabaja con grandes compañías con las que no hay mucho margen de negociación.
La optimización del PMC es clave para garantizar la liquidez con el menor coste financiero posible. Esta es una de las principales tareas de la dirección financiera de la empresa.
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Para mejorar el periodo medio de cobro se pueden poner en práctica diversas acciones. Veamos algunas de las más habituales.
Cuando se trabaja con recibos domiciliados, pagarés o cheques, conviene utilizar un software de contabilidad para agilizar los trámites. Además, existen otras estrategias que pueden facilitar los cobros puntuales.
Estos son algunos ejemplos:
No siempre resulta posible negociar los plazos con proveedores o acreedores. En ocasiones, es necesario recurrir a financiación externa u otras soluciones. Por ejemplo, la póliza de crédito cubre las necesidades de cobros, pagos y tesorería a corto plazo.
Además, existen dos soluciones a las que cada vez recurren más empresas: Factoring y Confirming.
El factoring es un mecanismo de financiación a corto plazo por el que una entidad adelanta los cobros a una empresa. Cobrar anticipadamente las deudas puede suponer una gran inyección de liquidez. Una de las principales ventajas es que la empresa puede transformar sus ventas a crédito en operaciones al contado. Por tanto, es una buena forma de obtener liquidez y mejorar la capacidad de financiación del negocio.
El confirming es justo lo contrario. Esta fórmula sirve para gestionar pagos a los proveedores, de modo que estos cobran anticipadamente. Como la entidad avala el pago al proveedor, es como un pago certificado. Este servicio financiero mejora la gestión de tesorería, simplifica las tareas administrativas y fortalece la imagen de la empresa.Para que una empresa pueda desarrollar su actividad a lo largo del tiempo sin sobresaltos, es imprescindible que la gestión de cobros sea una prioridad. Con estas estrategias, es posible optimizar la tesorería, maximizar la rentabilidad y mantener unas finanzas saneadas.
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