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Las dos primeras décadas del siglo XXI han dejado tras de sí un enorme rastro de empresas cerradas porque no pudieron superar las etapas de crisis.
El estallido de la burbuja inmobiliaria y la pandemia han causado un gran impacto negativo. Cuando pensábamos que la situación comenzaba a normalizarse, vemos con estupor cómo se avecina un nuevo terremoto financiero.
¿Está tu empresa preparada? En este artículo, repasamos los puntos clave para sortear una crisis sin sucumbir.
La economía se mueve por ciclos. Conocer este mecanismo ayuda a tomar decisiones estratégicas en el momento oportuno.
Los ciclos económicos suelen dividirse en cinco etapas:
En esta fase se experimenta el mayor crecimiento económico. Las personas disponen de mayores recursos financieros, aumentan el consumo, la producción, el empleo y la inversión.
Es el momento de máxima expansión económica. El crecimiento de las empresas alcanza su pico más alto. La prosperidad toca techo y comienza el descenso de la curva.
La actividad económica muestra síntomas de agotamiento. La demanda comienza a retraerse, las empresas reducen su producción y se paralizan sus planes de crecimiento.
Es la fase de mayor caída en la actividad empresarial, marcada por el aumento del desempleo y el estancamiento de la economía.
Pasado un tiempo, la economía vuelve a mostrar signos de mejoría.
Las crisis pueden ser más o menos profundas dependiendo de la duración de la recesión y la depresión. El plan estratégico de una empresa debe estar diseñado para sortear estas etapas.
La salud de una empresa no depende exclusivamente de sus fortalezas internas. El análisis PESTEL es una herramienta que sirve para valorar los factores externos (políticos, económicos, sociales, tecnológicos, ecológicos y legales) que afectan a una organización.
El análisis de los aspectos externos que influyen en el contexto actual tiene en cuenta datos macroeconómicos, microeconómicos, demográficos, fiscales, tendencias de consumo y otros elementos. Por ejemplo, la evolución del PIB, la contracción del empleo y el nivel de consumo son algunos indicadores esenciales que alertan sobre un cambio de ciclo.
Con estos datos, las empresas pueden prever cuándo se avecina una crisis y, por tanto, anticipar sus decisiones estratégicas.
Cuando los indicadores externos comienzan a mostrar síntomas de recesión, se inicia una reacción en cadena que, inevitablemente, afectará en mayor o menor medida a tu empresa.
La caída de las ventas origina problemas de liquidez, aumento de impagos y bloqueo en la concesión de créditos, entre otras consecuencias. La estrategia financiera es vital para prepararse ante estos eventos y minimizar los efectos de una crisis.
Estas son algunas medidas que deberías aplicar para optimizar la gestión empresarial a largo plazo:
El control de gastos y costes debe ser permanente, no solo cuando se presenta un problema de liquidez. Aprender a reducir los costes tiene un impacto positivo en los beneficios.
Divide tus gastos en imprescindibles y secundarios. Esto te dará una visión más clara de dónde recortar llegado el momento.
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Todas las empresas buscan el crecimiento en las ventas, pero este no puede ser a cualquier precio, literalmente. La rentabilidad nunca debería quedar en segundo plano. Si las ventas no producen beneficio, la empresa no puede crecer.
De nada sirve multiplicar tus ventas si los impagos crecen al mismo ritmo. La gestión de cobros garantiza la liquidez. En ocasiones, es necesario prescindir de relaciones comerciales o tomar medidas para reclamar las deudas.
Una empresa no puede depender mayoritariamente de la financiación externa. Una buena estrategia financiera debería mantener el endeudamiento por debajo del 30% del total del pasivo. De esta forma, si las entidades cancelan tus líneas de financiación, tendrás la situación mejor controlada. La liquidez es la mejor medida para afrontar las dificultades económicas.
Reducir los costes fijos te ayuda a flexibilizar la estructura de los gastos. Una medida que funciona bien es externalizar todos aquellos departamentos que no sean esenciales para tu actividad principal, es decir, tu verdadera ventaja competitiva.
En resumen, la clave para preparar tu empresa ante una crisis es pensar a largo plazo. Analiza los posibles escenarios que pueden darse en el futuro y diseña un plan de actuación que te permita alcanzar tus objetivos.
Una buena estrategia financiera te dará mayor capacidad de respuesta en momentos de crisis y te ayudará a crecer en las etapas de expansión.
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