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La correcta gestión del capital circulante es una actividad clave para la buena salud financiera de las empresas, puesto que este fondo de maniobra es el que permite hacer frente a los compromisos de pago.
El capital circulante o activo circulante está formado por el dinero en efectivo del que dispone la empresa y todos aquellos bienes que se pueden convertir en dinero en un periodo inferior a un año.
Por tanto, el circulante permite afrontar los gastos habituales, como los pagos recurrentes y créditos a corto plazo. Si una empresa dispone de mucho capital, pero no tiene suficiente circulante, puede encontrarse ante dificultades económicas.
El efectivo que fluye en la empresa facilita la actividad y el crecimiento sostenido del negocio. La optimización de la gestión del capital circulante es esencial para afrontar posibles impagos o dificultades de acceso a financiación. Además, ayuda a reducir el riesgo de insolvencia, especialmente, en periodos de incertidumbre económica.
El capital circulante de un negocio es una parte fundamental para la financiación de las operaciones, ya que permite obtener liquidez al instante o en un plazo inferior a doce meses.
El activo se puede utilizar para cubrir los gastos cotidianos y amortizar créditos a corto plazo. Está formado por el efectivo del que dispone la caja y las cuentas bancarias y por los productos a la venta, las existencias de inventario y las facturas pendientes de cobro. Gestionar bien el capital circulante garantiza disponer de dinero en todo momento.
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La falta de control del circulante puede afectar a la liquidez de la empresa. Por el contrario, una buena planificación y supervisión asegura la liquidez y el cumplimiento de los compromisos de pago.
Estos son algunos consejos que pueden ayudar a mejorar la gestión del capital circulante:
El cálculo del fondo de maniobra o capital circulante es el primer paso para una adecuada gestión financiera. Esta información indicará la capacidad que tiene la empresa para afrontar sus pagos. Para obtener el dato, basta restar el pasivo corriente al activo corriente. Si el resultado de la fórmula es positivo, podemos hablar de una buena salud financiera.
Las soluciones de gestión empresarial (ERP) ayudan tanto a conocer las previsiones como a contabilizar cobros y pagos directamente desde la previsión. Al elegir una herramienta de este tipo, conviene que sea capaz de automatizar los cobros y pagos, de modo que el flujo de efectivo esté siempre actualizado.
Las consecuencias negativas de los retrasos frecuentes en los pagos a proveedores, préstamos, nóminas, impuestos y seguros sociales pueden ser devastadoras. Podemos destacar dos: dificultad para acceder a financiación bancaria en el futuro y pérdida del mejor talento de la empresa.
4. Optimizar el inventario
El inventario forma parte del circulante, pero conviene evitar un exceso de existencias que no generan liquidez. Al mismo tiempo, el inventario debe ser suficiente para que no se produzcan roturas de stock, lo que implica la pérdida de ingresos y el deterioro de la imagen de la empresa.
Los impagos pueden poner en riesgo la salud financiera de la empresa. Por tanto, es imprescindible tener información actualizada sobre las cantidades pendientes de cobro. También es conveniente tener un protocolo de actuación en caso de impagos o retrasos.
Muchas empresas emplean el crédito comercial como estrategia de marketing. El equipo de ventas puede intentar alargar los plazos para cerrar más operaciones. Sin embargo, el objetivo del departamento financiero debe ser reducir estos plazos. Una táctica eficaz es ofrecer descuentos por pronto pago.
Muchas entidades disponen de servicios de factoring y anticipo de facturas, lo que permite cobrar por adelantado facturas y pagarés de forma ágil y flexible. Por otra parte, con las soluciones de confirming, es posible ofrecer financiación y anticipos a los proveedores si conocemos el límite disponible y el flujo de caja en tiempo real.
Los impuestos y las cuotas de la Seguridad Social deben estar siempre al día, ya que los impagos con la Administración pública pueden tener consecuencias muy graves. No obstante, estos organismos ofrecen sistemas de aplazamiento y fraccionamiento que pueden ser útiles en determinados momentos.
En resumen, la gestión del circulante es esencial para mantener unas finanzas saneadas. Las herramientas tecnológicas y soluciones como el factoring y el anticipo de facturas son los mejores aliados de la gestión del fondo de maniobra.
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