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Ciudadanos y empresas están atravesando ahora mismo momentos difíciles, porque todos ellos están sufriendo la progresiva subida del precio de los suministros. Si esto ya supone un grave problema para los hogares, lo es mucho más para los negocios.
El incremento en el precio de suministros esenciales como el gas, la luz o los combustibles hace que la producción sea también más cara. Ante esto, las empresas tienen dos opciones, aumentar los precios o intentar mantenerlos para no causar un perjuicio a los consumidores y con ello, resignarse a perder rentabilidad.
Muchos de los suministros básicos que se usan en la producción de bienes y servicios han incrementado su precio en los últimos meses, y lo han hecho por diferentes razones.
La factura eléctrica se ha convertido en la gran protagonista de la prensa los últimos días. Desde que cambió el sistema de tarificación, prácticamente todos los días se supera el récord del precio kilovatio hora.
Las causas que están dando lugar al ascenso imparable de los precios en el sector eléctrico son muy variadas, siendo las más importantes:
Ya hemos visto que la subida del precio del gas incide de forma directa en el precio de la electricidad, pero ¿qué está haciendo que el precio de este combustible fósil se dispare?
Lo que explica este fenómeno es la bajada de las reservas tras el invierno. Rusia, una de las grandes exportadoras, ha limitado la cantidad de gas que vende al exterior para poder atender a una demanda interna más alta de lo habitual.
España depende totalmente de las importaciones de gas natural. Con menos cantidad de este combustible en el mercado, los precios se disparan.
Los precios de los combustibles como la gasolina y el diésel han estado en continuo aumento en los últimos años. La principal razón de esto es que la falta de recursos empieza a ser importante.
Los fabricantes se están viendo obligados a usar sustancias alternativas para elaborar los combustibles, y este sistema de fabricación es más caro. En consecuencia, el producto que sale al mercado tiene un precio más elevado.
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Las empresas no solo venden productos en el mercado, también los compran. Para poder producir hay que adquirir materias primas y consumir suministros como la luz o el gas. Además, tanto para el aprovisionamiento del stock como para poner el producto a disposición del cliente final hay que contar con un sistema logístico que consume combustibles fósiles para el transporte.
Las empresas están afrontando subidas de precios de dos formas. Porque ha subido el importe de los suministros, pero también el de las materias primas, puesto que al fabricante de estas le cuesta más producirlas.
El efecto directo es que los costes de producción se han elevado. A consecuencia de la crisis económica derivada de la pandemia de covid-19, las empresas no están en una situación en la que puedan permitirse perder rentabilidad, así que han tenido que subir los precios de sus productos y servicios, compensando el aumento de sus costes fijos y variables.
Esto afecta al conjunto de la economía, porque cuando suben los precios de los productos básicos los ciudadanos pierden poder adquisitivo. Pueden comprar menos cosas con su dinero. Es decir, que crece la inflación.
La situación actual está llevando a las empresas a una posición muy complicada desde el punto de vista económico, lo que hace imprescindible tomar medidas que ayuden a controlar la inflación y esto ayude a regular las variaciones en el precio de las materias primas y combustibles.
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