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Todos los ámbitos de nuestra vida se han visto afectados por la actual crisis de la COVID-19, y la economía, sin duda, ha sido uno de los más perjudicados. Todos los países, sin excepción, se enfrentan a un escenario de decrecimiento provocado por la necesaria interrupción de la vida normal; el cierre de comercios, empresas y restaurantes; y la bajada de la actividad económica en general, particularmente del consumo, que los gobiernos se han visto obligados a poner en práctica en mayor o menor medida.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) prevé que la economía española se reduzca en un 12,8 % durante 2020, mientras que, en 2021 y 2022, crezca en un 7,2 % y un 4,5 % respectivamente.
Estas previsiones cuentan con una progresiva recuperación de la economía gracias a la gradual derrota del virus mediante la administración de vacunas o, incluso, por la aparición de fármacos que ayuden a la curación de los enfermos de SARS-CoV-2.
Pero estas cifras siguen en entredicho. Algunos expertos han expresado su preocupación sobre las dificultades de establecer un plan de vacunación que cubra a toda la población mundial. Además, incluso aunque la vacunación se realice con la mayor eficiencia posible, el proceso se extenderá durante varios meses.
Dependiendo de si la lucha contra el virus avanza a buen ritmo o no, el crecimiento de la economía se irá retrasando. Algunos expertos, como los entrevistados recientemente por El Economista, aseguran que el crecimiento llegará, como pronto, en el otoño de 2021 y que el crecimiento del año que viene puede estar más en torno al 4 %.
La respuesta que se ha dado desde el ámbito macroeconómico por el Banco Central Europeo (BCE) ha sido la compra de deuda de los gobiernos europeos para garantizar el acceso a una financiación asequible.
Por su parte, el Sistema de la Reserva Federal norteamericana (FED) ha seguido una estrategia similar, centrada en la adquisición de bonos en valores a plazo para, de esta manera, disminuir los tipos de interés en ese país.
De cualquier modo, el FMI ha alertado sobre los elevados precios de los activos que han provocado este tipo de intervenciones y ha denunciado que se está produciendo una desconexión de estos precios con la economía real, lo que supone una amenaza potencial para la estabilidad financiera mundial.
Por parte de los gobiernos europeos, los retrasos que ha sufrido el acuerdo en torno al Fondo de Reconstrucción de la Unión Europea, provocado por el desacuerdo de Hungría y Polonia, tampoco han ayudado a que la recuperación llegue cuanto antes. Por suerte, en el momento de escribir estas líneas, ambos países han levantado su veto a la aprobación de estas medidas. Esto significa que los fondos de más de un billón de euros correspondientes al periodo 2021-2027 y los 750 000 millones de euros para paliar los efectos de la pandemia, que suponen el mayor aporte financiero en la historia de la UE, podrán continuar con su tramitación en forma de subsidios y créditos. Estos podrían comenzar a recibirse en junio de 2021 y llegarán como agua de mayo a los países que más han sufrido las consecuencias económicas de esta crisis, como, por ejemplo, España.
En Estados Unidos, la situación es quizá todavía más compleja. Demócratas y republicanos llevan meses negociando una prórroga de las ayudas estatales para paliar los efectos de la crisis. La administración Trump presentó, la segunda semana de diciembre, un plan de ayuda para reactivar la economía estadounidense que fue rechazado de forma inmediata por los líderes demócratas.
La presidenta demócrata de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, emitió un comunicado conjunto con el líder de los senadores demócratas, Chuck Schumer, en el que declaraban que lo más deseable era que la propuesta se elaborara conjuntamente por ambos partidos desde el principio: «Las negociaciones que emanan de los dos partidos son la mejor esperanza para una solución apoyada por los dos partidos. La propuesta del presidente comienza por reducir la oferta de compensación por desempleo que actualmente discuten los miembros de la Cámara y el Senado de 180 000 millones a 40 000 millones de dólares. Esto es inaceptable», afirmaron.
La situación se complica en la primera potencia del mundo, ya que miles de personas han dejado de recibir las ayudas del estado, o lo harán en muy poco tiempo. Lo que puede tener efectos devastadores en la economía de ese país.
Vivimos momentos de emergencia en los que tienen que primar los amplios acuerdos, así que esperemos que pronto todos los factores se alineen y podamos prepararnos para afrontar un 2021 que estará también lleno de retos.
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