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Después de haber leído este titular, podemos estar preguntándonos cuáles serán los motivos que hacen que estas personas decidan comenzar su día laborable a partir de las 4 de la mañana. A voz de pronto podríamos pensar que o bien estos altos ejecutivos padecen de insomnio o es que se han vuelto realmente locos, nada más lejos de la realidad.
04:·30 de la madrugada, suena el despertador, en la calle todavía está oscuro, sin embargo, una gran cantidad de directivos se levantan y comienzan su jornada laboral guiados por los consejos del gurú David Allen, consultor e instructor de productividad.
Aunque en nuestro país aún existe mucha cultura empresarial de presencialismo y “calentamiento de la silla” que sugiere que, cuántas más horas horas estemos en la empresa o en nuestro puesto de trabajo, mejor nos irá. Pero las últimas tendencias que ya se emplean en varios países europeos y gran parte de EEUU demuestran todo lo contrario.
Las horas más productivas del día son las primeras de la mañana. Tras una jornada de sueño reparador nuestros sentidos se encuentran al 100% de su energía para responder ante todas las demandas que exige el día a día en el trabajo. Esto es lo que afirman numerosos estudios, entonces ¿por qué permanecer hasta tarde en la oficina?
La mayor parte de las quejas de los que trabajan con altos niveles de exigencia se centran en la falta de tiempo y distracciones que surgen en cuanto se incorporan a su jornada laboral, entradas de correos continuos, llamadas de teléfono, reuniones interminables, etc., suelen ser algunas de ellas.
Para evitar todos estos inconvenientes una de las mejores opciones es ser los primeros en levantarnos, exprimir estas primeras horas para realizar las tareas realmente importantes y que requieran de una mayor atención y concentración, para, posteriormente, incorporarnos a nuestro puesto en la oficina pero ya con la mitad del trabajo hecho.
Una de estas dietas de sueño, supuestamente de las más llevaderas, es la que consiste en dormir cuatro horas y media de noche para acto seguido levantarse y comenzar con la actividad ordinaria. A mayores, a lo largo del día se deben realizar dos siestas de exactamente 20 minutos cada una, y eso es todo.
Dicho así parece imposible de lograr, sin embargo gana cada vez más adeptos por los buenos resultados que se consiguen.
Esta técnica es rechazada por muchos ya que contradice lo que siempre nos han recomendado los sanitarios acerca de la necesidad de dormir ocho horas diarias.
También seguidas por muchos, establece las horas de sueño y vigilia en función de la luz del sol, recomendando acostarse al atardecer cuando el sol se pone y levantarse unos minutos antes del alba, aproximadamente entre las 5:00 y las 5:30 de la mañana. Defiende que cuando más productivos somos y más energía generamos, es en los momentos de luz.
Los expertos afirman que nuestro cerebro tarda 21 días en adquirir un nuevo hábito, aunque en realidad el periodo de aclimatación se sitúa en los 66 días.
No es recomendable enviar correos a nuestros clientes o contactos a las 5 de la mañana, de la misma forma que tampoco es viable realizar llamadas telefónicas a esas horas, por lo que por muy temprano que nos levantemos, siempre habrá ciertas tareas que tendremos que dejar para más tarde.
Por otra parte, siguiendo este método, a las 8 de la tarde debemos estar en la cama en fase REM, sin embargo a veces esta es la hora de reuniones importantes, eventos de networking después de la oficina o simplemente disfrutar de la familia.
Es muy probable que los monjes budistas al igual que Uberman o David Allen no estén equivocados con sus consejos, la pregunta es…
¿Está nuestro entorno y la sociedad preparados para este nuevo horario? ¿Estarías tú dispuesto a probarlo?
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