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La pregunta a hacerse sería la siguiente: ¿eres o tienes un buen jefe en tu puesto de trabajo? Quizás la palabra jefe se haya quedado un poco obsoleta, ya que es un término que implica distancia, jerarquía, orden y mando, algo que debido a las nuevas tecnologías y generaciones de trabajadores, tiende a desaparecer en las organizaciones. Sin embargo, la realidad es que a día de hoy, todavía siguen existiendo perfiles directivos que prefieren dirigir equipos que liderarlos, por lo tanto sus técnicas para conseguir objetivos, serán bien distintas.
Analicemos entonces aquellos aspectos que pueden darnos una pista sobre si nuestro trabajo como responsables de un grupo o la persona que nos dirige, lo hace correctamente.
Esto quiere decir básicamente que lo que él diga “va a misa”, sin ofrecer ningún tipo de oportunidad a su equipo de comunicarse, aportando nuevas ideas o soluciones ante posibles problemas. Suele tratarse de un perfil de personalidad débil que necesita sentirse superior frente a los demás, y aunque demuestran un gran carácter, la realidad es que sufren de una gran inseguridad.
Esta segunda señal es consecuencia de la primera, ya que en lugar de entablar conversaciones productivas con los miembros de su equipo, se dedican a dar órdenes y vigilar encarecidamente que sean cumplidas a rajatabla, creando un ambiente de trabajo de “miedo”
Pensemos que hoy en día nos encontramos en la era del talento, en la que la diferencia entre una organización y otra, la marcan las personas que trabajan en ellas, y no tanto los productos o servicios que ofrecen, como era hasta hace poco. Nuevos perfiles de talento disruptivo, o jobs hoppers que tan valorados y buscados son por las empresas, este tipo de jefes no los tendrán en cuenta, ya que sentirán amenazados sus propios puestos de trabajo. En realidad, la conclusión que sacamos de esta actitud, es que un jefe mediocre nunca querrá trabajar con personas que sean mejor que él.
La ley de los mercados siempre ha sido la misma independientemente del sector al que te dediques, “adaptarse o morir”, y en la actualidad debido a la gran transformación digital que están sufriendo las organizaciones, en la que la información se obtiene en tiempo real y la competencia cada vez es más internacional, todavía cobra mayor importancia. Sin embargo este tipo de personas son muy reticentes a los cambios en su forma de trabajar. Si la empresa obtiene un mal resultado, en lugar de preguntarse qué ha ocurrido, o que se puede hacer para mejorar, le echan la culpa a un mal trimestre, o a los políticos, o a cualquier otra persona que no sean ellos mismos.
Todos sabemos lo importante que puede ser el feedback para cualquier empresa, tanto el que procede de los clientes, como de los trabajadores, como de los proveedores…etc. Por ello, cada vez surgen más herramientas tecnológicas de medida, acerca de la efectividad y productividad de las estrategias llevadas a cabo. Es la única forma de saber si lo que estamos haciendo va por el buen camino o por el contrario debe modificarse. Pues bien, estos jefes mediocres, jamás le darán credibilidad al feedback que viene de terceros, no permitiendo a las personas de su grupo participar u opinar.
Términos cono fidelización o engagement de los empleados, que tan en cuenta se tienen por parte de los departamentos de RRHH de las compañías en la actualidad, siendo la motivación, la principal arma de retención, este tipo de “mal-líderes”, tampoco la llevarán a la práctica. En realidad no les importa motivar a los miembros de sus equipos, ni tampoco que estén satisfechos en su trabajo o el tipo de clima laboral que generan, sino que por el contrario, solo están atentos a los resultados obtenidos, sin valorar quien los consigue. No importa la persona, importa el número.
Dicen que la mediocridad va acompañada de prepotencia, por tanto da igual que alguien proponga la mejor solución o proyecto posible, porque siempre será rechazada por ellos. Esto significa que tendrán la última palabra en todas y cada una de las decisiones que se tomen.
Pero no todo está perdido, a pesar de haber “malos-líderes”, también están aquellos que son conscientes de que su estrategia no funciona y se muestran dispuestos a cambiar para mejorar, si es así, enhorabuena, por el contrario, el propio mercado les dará la respuesta, echándolos definitivamente.
¿Te sientes identificado con alguna de las señales? ¿Has trabajado alguna vez con un “mal jefe”? Si tienes alguna duda o quieres saber más sobre Novicap no dudes en contactarnos o llamarnos al (+34) 932 202 960.
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