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Comenzar a cotizar en el mercado bursátil es una estrategia de crecimiento que requiere una gran preparación previa. Este tipo de operación tiene múltiples ventajas para la compañía, pero también implica una profunda transformación en ella.
La salida a bolsa abre la puerta para que los inversores puedan comprar y vender acciones. Esta decisión puede obedecer a múltiples razones, entre ellas:
Cotizar en bolsa genera importantes ventajas para las organizaciones, como la obtención de liquidez para poner en marcha operaciones de expansión o un plan de internacionalización.
Uno de los beneficios de la salida a bolsa es que la empresa incrementa su credibilidad. Y esto es porque debe someterse a la supervisión de la Comisión Nacional de Mercados y Valores (CNMV) para demostrar su solvencia y rentabilidad.
Los dos procedimientos principales para salir a bolsa son los siguientes:
Cada mercado bursátil establece sus propios requisitos para salir a bolsa. En el caso del Ibex, son los siguientes:
El proceso para que la CNMV apruebe la salida a bolsa incluye pasos como el due diligence y la redacción de acuerdos sociales y estatutos.
Planificar cuidadosamente todos los detalles es clave para una salida a bolsa con las máximas garantías posibles. Estas son las principales recomendaciones de los expertos.
En el proceso de salida a bolsa intervienen la empresa, los inversores y los vendedores. Cada uno de ellos tiene objetivos diferentes, por lo que es imprescindible procurar que todas las partes involucradas perciban los beneficios de la operación.
Una empresa que se estrena en bolsa tiene una ardua tarea por delante. La cúpula directiva va a adquirir nuevas responsabilidades que no se pueden dejar de lado. Resulta crucial que los ejecutivos principales conozcan a fondo el proyecto y sepan transmitir su viabilidad en las presentaciones ante los potenciales inversores.
Los inversores miran con lupa los movimientos de las empresas que cotizan en bolsa. Contar con un organigrama sólido y con un buen gobierno corporativo aportará la estabilidad necesaria para transmitir confianza.
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La estrategia de comunicación será diferente dependiendo del público objetivo al que se dirijan las acciones. Una OPV enfocada a pequeños inversores debe contar con una buena campaña de publicidad en la que se destaquen los beneficios. En una oferta orientada a instituciones, los requisitos legales son más exigentes y se requiere mayor capacidad de negociación.
El precio de salida a bolsa es otro de los elementos clave para el éxito de la operación. La compañía debe publicar un rango orientativo en los días previos. En la víspera se fija el precio definitivo. Al principio, debe ser atractivo en comparación a los de los competidores.
En una operación tan delicada como la salida a bolsa, las prisas no son buenas consejeras. Son muchos los factores que se deben analizar:
Los inversores buscan rentabilidad con el mínimo riesgo. Salir a bolsa en el momento óptimo puede marcar la diferencia entre el éxito y el fracaso.
La decisión de cotizar en bolsa suele ser trascendental para una compañía, ya que al entrar nuevos accionistas se pierde una parte del control sobre ella. Si el proceso es fruto de un estudio concienzudo, las posibilidades de triunfar se incrementan notablemente.
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