Los desafíos de la dirección financiera para 2023

El 2023 se presenta complicado para las empresas, que deben prepararse para afrontar los retos del entorno económico: inflación al alza, subida de los tipos de interés y elevados costes de la energía. Pero estos no son los únicos desafíos que acechan. La retención de talento, la sostenibilidad y el riesgo de ruptura de la cadena de suministro también están en el punto de mira de la dirección financiera. ¿Qué podemos esperar el próximo año?

Principales retos de los CFO a corto y medio plazo

La situación económica actual se caracteriza por la magnitud de la inflación, un hecho que no ocurría desde los años ochenta. El conflicto entre Rusia y Ucrania es una de las principales causas del alza de los precios de las materias primas y, en especial, del coste de la energía. 

Los bancos centrales tratan de paliar la escalada de precios elevando los tipos de interés. Sin embargo, esta decisión conlleva otras implicaciones, como el encarecimiento y la restricción del crédito. 

Las direcciones financieras tienen ante sí un gran desafío: valorar con precisión el impacto de la situación económica en sus organizaciones y plasmarlo de manera fidedigna en los estados financieros.

Cambios en la política monetaria europea

La economía española sufre más que la de otros países el encarecimiento de los precios de la energía y la subida de los tipos de interés. Por este motivo, los cambios en la política monetaria europea podrían llegar a frenar el crecimiento económico de nuestro territorio. Si la inflación se mantiene en niveles elevados, algo que parece previsible hasta la segunda mitad de 2023, el consumo se verá afectado. 

Problemas en la cadena de suministro

La irrupción de la pandemia en 2020 dejó ver que la cadena de suministro era mucho más frágil de lo que se pensaba. El conflicto bélico en Ucrania no ha hecho más que acrecentar los problemas de suministro de materias primas y de energía. Sin ellas, las empresas son vulnerables. Es por ello que deben empezar a poner en marcha medidas como la diversificación de proveedores o buscar una mayor autosuficiencia para mitigar los riesgos logísticos.

Dificultades para la retención de talento

La gran dimisión y el abandono silencioso son dos fenómenos que surgieron tras la pandemia y que siguen afectando a la retención de talento. Muchos empleados se han replanteado sus prioridades laborales y personales, lo que ha provocado que las empresas se esfuercen por adoptar políticas de trabajo flexibles y ofrecer planes de carrera atractivos. 

Los directores financieros deben apostar por la inversión en capital humano sin dejar de lado la optimización de costes, lo que resulta todo un desafío en los tiempos actuales.

La transformación verde

La transformación digital no es el único frente de batalla en el ámbito de la competitividad. Los directores financieros también se enfrentan a la necesidad de integrar los factores ESG (Environmental, Social and Governance) en el control de la gestión de las finanzas. 

Las cuestiones relacionadas con la sostenibilidad impactan en la toma de decisiones por parte de los inversores, cada vez más dispuestos a decantarse por empresas implicadas en la conservación del medioambiente y los valores sociales.

Transparencia en los estados financieros 

Esta es, sin duda, una de las tareas más complejas a la que se enfrentan los CFO en 2023. Los inversores, los accionistas y las entidades de financiación exigen una mayor transparencia sobre los estados financieros de las compañías. 

Los informes de la dirección financiera deben contemplar el entorno macroeconómico actual y plasmar sus previsiones sobre las expectativas de futuro para la empresa. Así pues, resulta imprescindible revisar la situación patrimonial, los presupuestos, las previsiones de ventas y los márgenes de beneficio.

Adaptación a las condiciones del mercado

Los continuos cambios en las condiciones macroeconómicas y geopolíticas exigen que los CFO desarrollen estrategias para que las empresas se adapten con agilidad. No solo es esencial prestar atención a los indicadores económicos, sino también incorporar las últimas soluciones tecnológicas, ya que resultan de gran ayuda para aumentar la eficiencia en la gestión financiera. 

Los desafíos de la dirección financiera afectan tanto a las grandes empresas como a las pymes. Además, estas últimas pueden enfrentarse a mayores dificultades de financiación y de adaptación a los cambios tecnológicos. Este hecho puede perjudicar su competitividad, lo que las obliga a un mayor control financiero. La situación actual exige un esfuerzo extra por parte de la dirección financiera, que debe actuar con transparencia y prudencia en lo referente a la estimación de ingresos y pérdidas, entre otras cuestiones.