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Hay momentos en la vida de toda empresa en que necesita un poco de apoyo económico. Ya sea para salir de un apuro, para financiar la apertura de una nueva tienda, para internacionalizarse, para contratar a profesionales que harán crecer el negocio, para crear una tienda web o para invertir un poco más en acciones de marketing…el dinero es poder.
Los bancos tienden a hablar de “financiación bancaria” y “financiación alternativa”, donde engloban “todo lo demás”. Pero, ¿quién dice que la financiación alternativa es necesariamente la segunda opción? ¿O que sólo las puntocoms pueden acceder a financiación no bancaria?
La idoneidad de una o otra fuente de financiación no la marca la respuesta que te dé un banco, sino cuáles son tus necesidades. Por eso, antes de decidirse por una u otra opción, toda pyme debe hacerse estas cinco preguntas:
El primer tipo de financiación no bancaria del que vamos a hablar es el crowdlending, un tipo de crowdfunding o financiación colectiva por la que cualquier persona puede prestar dinero a otra.
Oferta y demanda se ponen en contacto a través de plataformas online, como Zencap, Loanbook o SociosInversores.com, que calculan el nivel de riesgo y recomiendan un tipo de interés.
Este año se aprobó en España la ley que regula el crowdfunding en España, y básicamente estipula que los inversores no acreditados tienen un límite de 3.000 euros por empresa y de 10.000 euros por año y plataforma. En el caso de los inversores profesionales, la cantidad máxima que te pueden prestar es de 5 millones de euros.
Existe un riesgo, como es lógico: aunque las plataformas tratan de asegurarse de que el proceso sea lo más transparente posible, este tipo de acuerdos se basan en la confianza.
Existen inversores y fondos de capital riesgo especializados en pymes. Su objetivo es claro: multiplicar su inversión en un plazo de tres o cinco años. No todos los negocios son capaces de crecer tan rápidamente, por eso este tipo de financiación es ideal para empresas de base tecnológica (start-ups) y biotecnológicas.
Lo habitual es que los inversores compren un porcentaje de la empresa y que impongan unas cuantas condiciones para asegurarse de que recuperarán su dinero. Por eso, aunque no hay que pagarles intereses propiamente dichos, el coste final para el emprendedor puede ser aún superior.
Por otra parte, algunos fondos están empezando a ofrecer modalidades híbridas, como por ejemplo los préstamos convertibles, de los que os hablaremos en otra ocasión.
¿Y si tus propios clientes financiaran tu negocio? He aquí un ejemplo: Myo es un brazalete inteligente que permite mover y controlar gadgets con el brazo. Sus creadores, tres ingenieros de mecatrónica de la Universidad de Waterloo (Ontairo, EE.UU), decidieron poner en marcha una campaña de crowdfunding en Kickstarter.com para recaudar el dinero necesario para fabricar el dispositivo. Y fue todo un éxito: pese a no estar aún a la venta, Myo recibió más de 25.000 peticiones de reserva, a un precio de 149 dólares.
En otras palabras: los creadores de Myo recibieron más de 3,7 millones de dólares de financiación, sin intereses y sin ceder accionariado.
Y por último, pero no menos importante, está la financiación de facturas. Es una fórmula transparente y rápida para aquellas pymes que necesitan cobrar de inmediato algunas de sus facturas pendientes.
En Novicap somos expertos en negociar con los proveedores, de ahí que, en un plazo máximo de 72 horas, en función de la empresa y de la transacción, adelantamos a nuestros clientes el 90% del importe de su factura. El 10% restante lo abonamos una vez que el proveedor nos paga, menos la comisión que le cobramos, que va del 0,5% al 3,5%.
¿Tú también tienes pagos pendientes de cobro? Llámanos, ¡somos especialistas!
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