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El pasado 20 de octubre, Juan Carlos Prat, director de Riesgos de Novicap, dictó el webinario titulado “Contabilidad creativa vs. maquillaje financiero”, en el que se trataron las técnicas que pueden ayudar a ofrecer la mejor versión posible del balance y la cuenta de explotación de una empresa, así como la manera en que estas pueden ponerse en práctica, conociendo sus ventajas e inconvenientes. Puedes ver el Webinar completo aquí:
Juan Carlos tiene una experiencia de más de 18 años en finanzas, ha trabajado en el departamento financiero de una multinacional, como comercial en una financiera y, en los últimos 15 años, se ha desempeñado como analista de riesgo de crédito especializado en maquillaje financiero, papel de colusión y detección de fraude. Además de contar con una larga experiencia como docente en las áreas mencionadas.
Un momento complejo
Dada la situación mundial marcada por la pandemia global, el final del ejercicio se presenta complicado para muchas empresas. El contexto actual está caracterizado por la bajada histórica del PIB, el crecimiento de la incertidumbre sobre hasta cuándo se extenderán las ayudas del gobierno, los primeros impagos y las primeras refinanciaciones. A su vez, todo esto se mezcla con la incertidumbre generada por una nueva ola de fusiones bancarias y cómo esto afectará al crédito, ya que, en el pasado, este tipo de fusiones encareció y dificultó los préstamos.
Balance y cuenta de explotación
Antes de nada, tenemos que tener en claro dos conceptos fundamentales: qué es el balance y qué es la cuenta de explotación.
La manera más sencilla de definirlos es diciendo que ellos representan la fotografía de una empresa en un momento determinado. Podríamos decir, por tanto, que es como cuando nos sacamos un selfie, es la empresa la que decide cuándo tomar la foto y cómo quiere aparecer en ella para salir más guapa.
Contabilidad creativa y maquillaje financiero no son lo mismo
En muchas ocasiones, estos dos términos se utilizan casi como sinónimos, pero claramente hay una distinción entre ellos.
La contabilidad creativa incluye toda una serie de técnicas financieras o contables que no están permitidas, pero que las empresas utilizan para mostrar una imagen distorsionada de sí mismas.
Por su parte, el maquillaje financiero incluye diferentes técnicas a las que pueden recurrir las empresas, pues sí que están permitidas, que están dirigidas a mostrar una imagen determinada de la compañía.
Existe un tercer concepto híbrido de estos dos, el maquillaje creativo, que consiste en el uso que consiste en usar técnicas permitidas pero con cierta opacidad, que ofrecen una imagen de la empresa que genera ciertas dudas.
Los motivos habituales por los que una empresa decide utilizar técnicas de contabilidad creativa son los siguientes:
Por tanto, el uso de la contabilidad creativa puede provocar, si es descubierta por parte de expertos financieros o analistas de banca, que el acceso al crédito se reduzca y aumente la desconfianza hacia la empresa.
Por su parte, entre las razones para utilizar el maquillaje financiero encontramos:
En muchas de estas prácticas existe la posibilidad de que se cometan fraudes. Por esta razón, si se destapa que una empresa las está utilizando, su capacidad de conseguir financiación se reducirá.
Aunque hay muchas más, entre las más importantes se encuentran:
Consiste en que la empresa establezca relaciones comerciales o financieras con sociedades vinculadas a los socios, accionistas, directivos, a su matriz, etc. Estas relaciones, sobre todo si no hay una auditoría consolidada, generan cierta desconfianza en la banca, con lo que se dificulta la obtención de financiación. Esta técnica se podría englobar dentro de lo que antes llamamos maquillaje creativo.
Consiste en presentar las cuentas anuales en un formato en el que la información es mucho más limitada. No todas las empresas pueden hacerlo, solo las más pequeñas y cumpliendo con determinados requisitos durante dos años seguidos.
Esta técnica también dificulta la financiación, pues se trata de empresas más pequeñas, no auditadas, y se asocia con una menor profesionalización.
En ocasiones, cuando la foto del balance cambia mucho de un momento del año a otro, una empresa puede optar por no cerrar a final de año para «salir mejor en la foto».
Consiste en eliminar la partida de clientes convirtiéndola en cash sin incrementar el endeudamiento o, incluso, disminuyéndolo. Esta técnica proporciona una mejora de ratios financieros y facilita el acceso a la financiación ajena, pero tiene ciertos inconvenientes, como, por ejemplo, que solo sirve para aquellos deudores que tienen buena solvencia, aunque muchos de ellos se niegan a ser factorizados porque las entidades financieras los declaran en su CIRBE. El factoring es más caro que otros tipos de financiación y consume parte del techo de riesgos que la empresa tiene asignado en el banco.
Consiste en dar la posibilidad a los proveedores de una empresa de financiarse a costa del límite de riesgo que le han concedido a la compañía, si bien, el coste financiero será asumido por los propios proveedores. Se trata de un producto que genera mucha confianza con los proveedores y mejora sus ratios financieros, pero es cierto que no se ofrece a todas las empresas, sólo a las que tienen cierta solvencia. Es un producto que consume techo de riesgos y aparece en la CIRBE de la empresa, y suele ser una financiación ciertamente costosa para los proveedores.
En este caso, el maquillaje no es tanto de balance, sino de la propia CIRBE. Esto es interesante porque, en el día a día, el balance no es el documento más utilizado por las entidades financieras para evaluar la situación de la empresa, sino que es la CIRBE lo que mensualmente les da esta información.
Es importante, por tanto, acceder a otro tipo de alternativas financieras de empresas que no declaren en la CIRBE para que este documento muestre una óptima situación de la compañía. Además, estas empresas tienen mayor especialización que los bancos, son más ágiles y no consumen el techo de riesgos con el banco.
Durante este ejercicio, muchas empresas han hecho mucho acopio de liquidez. El problema, sobre todo en España, es que esa liquidez se ha hecho a costa del endeudamiento, lo que empeora los ratios de la empresa.
En el momento actual, las empresas deberían acceder a la liquidez limpiando el balance, es decir, sin incrementar su deuda financiera. Para conseguir esto, es recomendable que recurran a técnicas de maquillaje financiero y no de contabilidad creativa, ya que el objetivo es que, ante una petición de financiación, nuestra empresa muestre su mejor cara dentro de lo permitido.
Por otro lado, es importante también que las empresas presten atención a la diversificación de sus fuentes de financiación entre entidades financieras, no financieras y entre los diversos productos financieros que existen en la actualidad.
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