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Los términos emprender y emprendedores están de moda, sin embargo no debemos olvidarnos que detrás de ellos se encuentran personas y como tal sienten emociones.
Para tener éxito a la hora de dar el salto al mercado independiente, no solo es necesario tener un buen proyecto, sino también contar con la capacidad y fortaleza para afrontar las adversidades que surjan, que ten por seguro serán unas cuantas.
Después de darle vueltas y vueltas a tu proyecto de negocio, consigues darle forma y sentido. El siguiente paso es llamar a tu entorno más cercano para contárselo. Es entonces cuando comienzas a escuchar frases del tipo: “no creo que sea el mejor momento económico” o ”yo no arriesgaría mi tiempo y dinero en algo tan incierto” o “seguro que esta idea ya se le ha ocurrido a alguien antes” y un sinfín de comentarios negativos que hacen que poco a poco tu ilusión se desvanezca invadiendote la inseguridad, los miedos y las dudas. ¿Os suena?
Si estás a punto de exponer tu proyecto ante posibles inversores o vas a acudir a diferentes entidades bancarias en búsqueda de financiación, prepárate, es muy probable que debas llamar a varias puertas antes de conseguir que alguna se abra. Aunque pongamos todo nuestro entusiasmo y pasión a la hora de describir nuestra idea, tendremos que asumir que no a todo el mundo le va a convencer lo que decimos, incluso muchos se atreverán a criticarla y descalificarla. Es entonces cuando nuestra autoestima puede verse por los suelos.
Este aspecto forma parte de la decisión de emprender, por ello cuanto antes nos acostumbremos a darle normalidad, mejor nos irá. Pensemos que habrá días que nos levantaremos eufóricos, optimistas y con ganas de comernos el mundo y habrá otros que pensemos en tirar la toalla y abandonar nuestro sueño.
Ante todas estas situaciones lo que nunca debemos perder es la actitud. Por supuesto que podemos permitirnos tener días mejores que otros y esto no es malo, son simples emociones que, gestionadas adecuadamente, podemos volverlas de nuestro lado.
Para salir airosos de todas estas situaciones y conseguir que nos hagan más fuertes en lugar de debilitarnos, es importante hacer los deberes:
Nadie mejor que tú para identificar tus puntos fuertes y débiles. Es fundamental hacer esta reflexión interna que hará que nos conozcamos mejor. Por lo general somos muy buenos en juzgar a los demás pero, ¿y a nosotros mismos?
Trabaja la autoconfianza, seguridad interior, constancia y optimismo. Piensa que como seres humanos, transmitimos emociones y estas se contagian. ¿A que nadie quiere estar con una persona que está siempre quejándose?
La comunicación no verbal o el “body-language” tiene que estar en sintonía con lo que estamos diciendo.
Esta es una de las frases favoritas de Yoda, el gran Jedi de la saga de Star Wars y si eres uno de sus fans, aplícate el cuento, porque por muy fantasioso que parezca, solo tú puedes provocar el cambio que hará que los demás te vean como alguien fuerte y con mucho talento.
Huye de los “emprendedores frustrados” que se pasan el día echándole la culpa de su fracaso a circunstancias ajenas a ellos considerándose una víctima más del sistema.
Recuerda que siempre es mejor un proyecto de calidad media con un gran speaker al frente, que otro excelente con un mal emprendedor en cabeza.
No todo el camino será de rosas y seguro que tendrás que superar un montón de adversidades, pero también obtendrás satisfacción y un gran crecimiento personal.
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