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Iniciar tu propio negocio puede resultar abrumador. Aunque la visión a largo plazo, la pasión y el entusiasmo son necesarios, existen muchos factores que pueden dar al traste con tu proyecto empresarial. En este post te damos varios consejos sobre cómo prepararte para no tirar la toalla.
El éxito y la estabilidad financiera de tu nueva empresa dependerán en gran medida de cómo gestiones tu tiempo. Piensa que como media, deberías dedicar en torno al 15% de tu tiempo a desarrollar la actividad central de la empresa. El 85% restante lo deberás emplear en realizar tareas administrativas, marketing y ventas. La supervivencia de tu negocio dependerá de lo rápido que asumas este nuevo papel de gestor.
El emprendimiento es gratificante, pero también puede resultar duro. Te enfrentarás a tus miedos, inseguridades y limitaciones. Además, comprobarás la increíble capacidad que tiene tu mente para crear excusas por no cumplir los plazos marcados o por no haber alcanzado alguna meta. Por eso, es importante aceptarse a sí mismo para afrontar el día con energía y optimismo. Recuerda que debes ser constante, pero no es necesario que te castigues.
No te frustres si no recoges los frutos de tu trabajo a la primera de cambio. Es fácil dejarse llevar por la desazón pero normalmente los primeros beneficios solo llegan después de los dos primeros años.
Aunque creas tenerlo todo atado y bien atado, los imprevistos harán que el saldo de tu cuenta bancaria se aproxime peligrosamente al cero. Puede que te parezca el fin del mundo, pero todo ello forma parte del aprendizaje. Si superas este momento, serás imbatible. Y nunca olvides que a pesar de todo, la vida continúa.
Un trabajo a media jornada te dará paz y tranquilidad. No creas que estás fallando en tu negocio y aprende de tus errores. Obtener una segunda fuente de ingresos no implica dividir tus esfuerzos ni tu atención. Tampoco quiere decir que no estés comprometido con tus objetivos. Piensa que es mucho peor no contar con la financiación necesaria para emprender. Encuentra tu propio ritmo para lanzar tu nueva empresa y con toda certeza, al encontrar cierta estabilidad, desarrollarás un espíritu más creativo y rendirás más durante las horas que dediques a tu proyecto.
Dice Steven Pressfield en su libro Do the Work! que el mayor reto al iniciar cualquier proyecto empresarial es sobreponerse a tu propia resistencia al cambio, o lo que es lo mismo, tus miedos. Pressield ofrece consejos para derrotar esta “resistencia” interna y fomentar el espíritu creativo y emprendedor.
Leer y estudiar blogs de otras personas es una forma de resistencia. Para conseguir tus objetivos, debes lanzarte a la acción. La experiencia no llega por estudiar más, sino por dejarse llevar por el instinto. Bloquea las distracciones y plantéate un plan de trabajo de manera que puedas medir los resultados. Establece periodos de tiempo y céntrate en un objetivo concreto. No dejes que las distracciones te alejen de tu meta.
Al inicio de tu andadura empresarial, mucha gente te ofrecerá colaboraciones. Analiza muy bien los proyectos y las personas con las que trabajarás. Déjalo todo por escrito antes de aventurarte, establece fechas de entrega y márcate un límite temporal para obtener los primeros resultados. De esta forma sabrás cuándo abandonar la colaboración sin estirarla más de la cuenta.
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