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La amortización es un concepto fundamental en contabilidad y finanzas que permite distribuir el coste de un activo a lo largo de toda su vida útil. De esta forma, se refleja de manera más precisa el valor de los activos en los estados financieros, lo cual tiene implicaciones fiscales y en la gestión de recursos.
Sin embargo, no todos los métodos de amortización son iguales. Elegir el más adecuado para aplicarlo correctamente es clave para garantizar la coherencia y la transparencia de la información financiera de tu empresa.
La amortización consiste en la distribución de manera sistemática del coste de un activo a lo largo del tiempo durante el cual se espera que genere beneficios económicos. En términos simples, es cómo se “consume” un activo en la contabilidad, reflejando su depreciación por uso, desgaste o envejecimiento tecnológico.
Su objetivo es reflejar la pérdida de valor que sufren los activos con el paso del tiempo, ya sea por su uso continuado, el desgaste físico, la obsolescencia tecnológica o por cambios en el mercado que afecten a su valor. Así se puede distribuir el coste del activo entre los ejercicios en los que genera ingresos, en línea con el principio contable de correlación entre ingresos y gastos.
Antes de determinar la amortización de un activo, es fundamental tener claros tres conceptos básicos.
Existen varios métodos de amortización, cada uno con características y aplicaciones específicas. Los más utilizados son los siguientes.
Es el método más sencillo y empleado. Consiste en repartir el coste del activo de manera uniforme durante su vida útil. El cálculo se haría así:
Amortización anual = (valor del activo − valor residual) / vida útil.
Ventajas:
Desventajas:
Este método permite que el gasto por amortización sea mayor en los primeros años de vida del activo y menor en los últimos.
Ventajas:
Desventajas:
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En este método, las cuotas de amortización aumentan con el paso del tiempo, es decir, se amortiza menos al principio y más en los últimos años de vida útil del activo. No es muy común, pero puede ser útil en el caso de instalaciones o maquinaria que requieren un periodo de adaptación o puesta en marcha.
Este método distribuye el coste del activo en función del uso real que se le da. Es ideal para maquinaria o vehículos que no se usan de manera constante cada año.
Así, el cálculo sería:
Amortización = (coste del activo – valor residual/ total unidades estimadas) × unidades producidas en el período.
Ventajas:
Desventajas:
La elección del método de amortización depende de varios factores:
El objetivo es que la amortización refleje de manera fiel la realidad económica del activo y aporte información útil para la toma de decisiones.
Contablemente, la amortización se registra como un gasto en la cuenta de resultados y como una reducción del valor contable del activo en el balance. La entrada contable típica es la siguiente.
Este registro permite mantener el control sobre el valor de los activos y proporciona información transparente sobre su depreciación. Es importante revisar periódicamente la vida útil y el valor residual de los activos para ajustar la amortización si cambia su utilización o condición.
Entender y aplicar correctamente los distintos métodos de amortización no solo es una obligación contable, sino una práctica esencial para la salud financiera de cualquier empresa.
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