Banca pública, ¿En qué consiste?

La banca pública la conforman aquellas entidades bancarias cuyo principal propietario es el Estado, es decir, son sociedades financieras que están bajo control estatal.

Puede formarse a partir de la aportación de capital público para la creación de una entidad financiera o a través del rescate o inyección de fondos a entidades privadas bancarias, tal y como sucedió con el caso de Bankia durante la crisis financiera de 2008, concretamente en el 2012.

El principal objetivo de la banca pública es ofrecer una alternativa al sector bancario privado, con objetivos menos focalizados en el beneficio y más en el ámbito político – social.

Por otro lado, esta banca suele contar con rentabilidades menores a las que ofrece la banca privada y está regida por un marco legal diferente al de la banca privada. 

La polémica de la banca pública

Con la expansión y crecimiento del sector bancario privado, la banca pública tiene en la actualidad un papel residual en España. Aun así, a raíz de la crisis financiera de 2008 y el rescate a distintos bancos y cajas de ahorros, este término regresó con fuerza en algunos ámbitos políticos.

Siempre rodeada de polémica, la creación de una banca pública a nivel estatal ha aparecido en múltiples programas electorales durante los últimos años y, ha sido, en determinadas ocasiones, parte del discurso de algunos partidos políticos.

Los defensores de la banca pública alegan que ésta es necesaria para evitar el oligopolio en el sector por parte de la banca privada, que últimamente no pasa por su mejor época debido a los EREs a sus trabajadores, las múltiples sentencias judiciales por mala praxis con sus clientes, las constantes fusiones y el cierre de oficinas.

Por otro lado, también se exige su creación para hacer llegar el acceso a financiación a aquellas zonas rurales menos desarrolladas que a día de hoy se encuentran aisladas y con poca posibilidad de crecimiento.  

También afirman que, dados los múltiples rescates bancarios durante la anterior crisis financiera, el banco es una entidad privada relativamente basada en lo público ya que no existe un riesgo real de pérdidas puesto que éstas suelen ser sufragadas, en última instancia, por el Estado.

Por su parte, los detractores de la banca pública argumentan que ésta sería uno de los motores principales para la continuidad de las conocidas “puertas giratorias” que ya se dan en la actualidad y que el intervencionismo del Estado en el sector financiero puede conllevar riesgos para el desarrollo del negocio bancario.

También, cogiendo el ejemplo de la debacle de las cajas de ahorros 13 años atrás, acusan a la banca pública de una constante ineficacia e ingobernabilidad, resultado de mezclar lo público con lo privado.

La banca pública en Europa

En muchos países de Europa existen bancas públicas con una larga historia y millones de clientes alrededor del continente. 

Tanto es así que dos de los mejores bancos según el ranking de la Autoridad Bancaria Europea (EBA, en Inglés) son públicos, concretamente el NRW Bank de Alemania y el BNG Bank de los Países Bajos.

En Francia, los dos bancos públicos principales son la Caisse de Dépôts y la Banque Postale. Ésta última creada a partir del servicio postal francés.

En los países nórdicos podemos encontrar varias entidades, entre ellas Nordea, un gran banco público creado a partir de la fusión de varias entidades financieras escandinavas gracias a una reestructuración hecha por el gobierno con el fin de paliar los efectos de la crisis de los 90.

El caso de España

En España han existido distintas entidades públicas, como las cajas de ahorros o la corporación Argentaria, creada a partir de varios bancos y entidades de crédito con el fin de incentivar la diversificación industrial y finalmente absorbida por el Banco Bilbao Vizcaya (BBV) en 1999.

Actualmente, aunque no se considera una banca pública en su totalidad, sí existe una entidad pública de crédito que ofrece apoyo financiero a empresas, emprendedores y autónomos: el Instituto de Crédito Oficial o ICO. 

Por otro lado, desde su rescate en 2012 y hasta el momento de su fusión en 2021, Bankia contó con un 62% de capital público, reducido a apenas un 14% después de la absorción de Caixabank. Aún así, esta entidad nunca fue considerada como banca pública.

Uno de los recursos mencionados por aquellos que abogan por la creación de una entidad pública bancaria es la urgente necesidad de establecer un plan para evitar la privatización de Correos debido a su estado de déficit permanente. 

Tal y como ocurrió con la Banque Postale francesa, se ha sugerido rentabilizar la entidad postal creando una banca pública cuyas oficinas se establezcan en las que en la actualidad opera Correos.

Aunque el futuro es imprevisible lo cierto es que, aunque durante los últimos años el término de “Banca Pública” ha estado presente en múltiples programas electorales, la idea nunca ha llegado a debatirse completamente ni a tenerse en cuenta en los planes políticos. 

Parece que de momento el sector seguirá apoyándose en la tan acusada banca privada y en esa otra opción que poco a poco va tomando importancia en el sector económico, la financiación alternativa.