La ética financiera y su importancia en la empresa

La ética es una rama de la filosofía que estudia los conceptos del bien y del mal en relación con el comportamiento humano. Esta disciplina se aplica a todos los ámbitos de la vida. A menudo, escuchamos hablar de ética profesional en el campo de la medicina, el derecho o la política. Hoy analizamos su relevancia en la empresa y las finanzas.

¿Qué es la ética financiera?

Cuando hablamos de ética financiera hacemos referencia a los principios y estándares morales que guían las prácticas y decisiones en el ámbito empresarial. Por tanto, trata de cuestiones relacionadas con el manejo del dinero, las transacciones, las inversiones, el cumplimiento de las leyes y regulaciones tributarias y la responsabilidad corporativa.

La ética en las finanzas no consiste únicamente en seguir escrupulosamente los aspectos legales a los que toda empresa está obligada. También supone aplicar una serie de principios que se aplican en este ámbito.

Las normas y reglas morales de las organizaciones se rigen por unos estándares que se deben respetar en la actividad profesional. Por tanto, la ética financiera es una guía que contiene los principios que deben observar los responsables de contabilidad, administración y demás áreas relacionadas con las finanzas de una empresa. Su objetivo es definir el modo correcto de proceder en todas las situaciones, teniendo presentes los valores de la empresa.

¿Cuáles son los principios de la ética financiera?

Los principios éticos de las finanzas son normas que ayudan a tomar buenas decisiones, evitando las acciones perjudiciales para el bien común. Los principales aspectos que definen la ética financiera son los siguientes:

• Prudencia. Ayuda a tomar decisiones adecuadas en cada circunstancia, analizando cuidadosamente las posibles consecuencias, positivas o negativas.
• Honestidad. Implica proporcionar información precisa, completa y veraz en todas las transacciones, así como mantener los compromisos financieros.
• Justicia. Supone tratar a todas las partes involucradas de manera equitativa, evitando la explotación y garantizando la adecuada distribución de beneficios y riesgos.
• Responsabilidad. La empresa debe ser consciente de su impacto en la sociedad, cumplir con sus obligaciones contractuales y legales y asumir las consecuencias de sus acciones financieras.
• Confidencialidad. Muchas empresas manejan datos críticos. El principio de confidencialidad supone respetar la privacidad, proteger la información financiera y evitar su uso indebido.
• Sostenibilidad. Las decisiones financieras tienen impacto a largo plazo en el medioambiente, la sociedad y la economía en general. Las prácticas responsables evitan los perjuicios futuros.

El objetivo de toda empresa es lograr rentabilidad y crecimiento. No obstante, esta meta no puede ir en detrimento de otros valores. Algunas organizaciones priorizan sus beneficios por encima del bien comunitario y olvidan esa parte de responsabilidad presente en los principios éticos.  

¿Por qué es tan importante la ética en las finanzas? 

Podría parecer que, si se alcanzan las metas económicas de la empresa, lo demás carece de importancia. Sin embargo, dejar de lado las buenas prácticas y los principios éticos en el ámbito de la contabilidad y las finanzas puede tener consecuencias nefastas. Y no solo nos referimos a posibles sanciones, sino a algo más valioso: la pérdida de confianza de clientes, proveedores e inversores. 

Las empresas son viables gracias a estos grupos de interés. Si se abre la puerta a la corrupción, el engaño, la ilegalidad y los conflictos de intereses, es muy probable que los stakeholders se aparten de la organización.

Por el contrario, aplicar la ética en las finanzas puede proporcionar grandes beneficios, como los siguientes:

1. Generar confianza. Si se aplican los principios éticos en las finanzas de la empresa, los clientes se sienten más seguros al establecer relaciones comerciales.
2. Crear un buen ambiente de trabajo. Al seguir un código ético, se fomenta la confianza mutua, se previene el fraude y se generan menos conflictos. Las personas se sienten respetadas y cómodas.
3. Optimizar los recursos. Hacer un buen uso de los recursos financieros contribuye al crecimiento sostenible y previene situaciones críticas, como una posible quiebra de la empresa.
4. Afianzar la reputación corporativa. La responsabilidad social empresarial es un elemento fundamental para contar con una buena reputación y, por tanto, con clientes fieles que se conviertan en embajadores de la marca. La ética financiera es un pilar esencial en este proceso.
5. Mejorar la toma de decisiones. Contar con un código de conducta ayuda a que los responsables de las diferentes áreas y funciones sepan cómo actuar frente a las situaciones a las que se enfrentan diariamente.

En resumen, la ética financiera es esencial para construir relaciones duraderas, mantener una reputación sólida y contribuir a una sociedad más justa.