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Hemos tenido el placer de hablar con Antonio Huertas (Badajoz, 1964), licenciado en Derecho por la Universidad de Salamanca y actual presidente de MAPFRE y de la Fundación MAPFRE. Hoy nos cuenta su experiencia.
Las de un joven de 22 años, comenzar a trabajar. Yo venía de la facultad, recién licenciado en Derecho, no tenía ni idea sobre el seguro. Cuando empecé en MAPFRE mis prioridades eran fundamentalmente aprender y crecer como persona y como profesional. Recuerdo que entonces, y esto es algo que recomiendo porque creo en ello y a mí me ha ido bien, nos enfrentábamos a ese necesario proceso de aprendizaje con una humildad muy constructiva, y con la premisa del esfuerzo y el trabajo como receta para lo que en las familias se conocía como “triunfar en la vida”. El esfuerzo y la dedicación, el aprendizaje constante, incluso cuando eres directivo o presidente, sigue siendo un valor que debemos cultivar a lo largo de toda nuestra vida.
Sí, sin duda cambiar de destinos y hacer distintas aproximaciones al negocio aporta una experiencia muy válida para los puestos directivos. Una carrera profesional estructurada tiene que permitirte ir adquiriendo un conocimiento cada vez más profundo del negocio y, especialmente en empresas como MAPFRE, la experiencia internacional es esencial para lograrlo. Yo tuve esa oportunidad en Puerto Rico, y creo que fue una de las mejores etapas de mi vida en cuanto a crecimiento personal y profesional. No me gusta hablar de obligaciones, sino de oportunidades, y por tanto, lo que hacemos en MAPFRE es ofrecer vías de crecimiento a todos los profesionales que demuestran capacidades para ello. En MAPFRE trabajan empleados de 78 nacionalidades, cada año hay más de cien personas que cambian de país y la movilidad funcional está naturalizada como un proceso más asociado a la evolución propia de cada uno en la compañía.
En un entorno cambiante que se transforma tan rápido, no solo las empresas, todos tenemos amenazas. La fundamental es no estar atento a esos cambios y quedarnos fuera de juego, que en el caso de las empresas es más grave porque pierdes a tus clientes. Nosotros estamos atentos y trabajamos no solo para seguir el ritmo y adaptarnos, sino también para buscar las oportunidades que puedan surgir. Tenemos una nueva estrategia que nos está permitiendo crecer en nuestras cuatro principales fortalezas: el cliente como centro del negocio; la transformación digital que todas las compañías, especialmente las globales, estamos acometiendo; la cultura y el talento que nos diferencia en nuestra manera de entender el negocio; y nuestra excelencia técnica y operativa. En todo ello estamos trabajando y dando los pasos adecuados para, como le decía, crecer y aprovechar las oportunidades que se generan en este entorno cambiante y global en el que competimos.
En MAPFRE tenemos 37.000 excelentes profesionales repartidos por los cinco continentes que me permiten afirmar que no hay ningún área o departamento difícil de manejar o que genere una especial preocupación para la compañía. Si pienso en mí, lo que más me preocupa es todo lo relacionado con el cliente, desde el momento de preventa hasta los detalles más sencillos de una prestación. Cuando decimos que el cliente es el centro del negocio de MAPFRE no estamos hablando con una frase que suene bien, sino que ese compromiso refleja una verdadera vocación de servicio, que es transversal y que realmente ordena nuestras prioridades. Si no entendemos al cliente dejaremos de poder llamarle cliente.
¿Solo tres? Cuando te rodeas de un excelente equipo de directivos, tienes que tener al menos tres más que todos ellos… Si tengo que priorizar creo que una de ellas sería la visión a largo plazo, porque habitualmente el día a día consume la actividad de la empresa, por lo que nos corresponde a los directivos fijar la estrategia, impulsar la innovación, leer lo que está ocurriendo en la sociedad para anticipar tendencias, es decir, pensar también en el futuro. La segunda sería el liderazgo motivacional, entender que delegar es importante pero aún más impulsar esos proyectos y confiar en el desarrollo de los mismos. Y la tercera no puede ser otra que el trabajo enfocado desde la humildad para el aprendizaje continuo.
Ten paciencia, Antonio, ten paciencia… Y aprovecha todas las oportunidades que te dé la vida.
El éxito es haber hecho todo lo posible en la vida para que cuando te acuestes cada noche te puedas sentir satisfecho. Y no tiene escalas, vale para ganar el Nobel y para dar un abrazo a un amigo que lo necesita. Cuando pienso en éxito pienso en mis padres.
Aprendes a priorizar mejor, a valorar y a apreciar el lado bueno de la vida, de la familia, los amigos. A reconocer que el sacrificio en la vida y en el trabajo tiene normalmente recompensa si se hace desinteresadamente y con el afán de ser mejor persona y mejor profesional.
Que sea valiente y prudente. Las ambiciones y los sueños hay que perseguirlos y pelear por ellos, pero siempre hay que tener un plan B y estar preparados para el éxito y para el fracaso. Los mejores resultados se consiguen cuando el proyecto se basa en una planificación y en una estrategia definida desde el principio, flexible porque el entorno lo es, pero firme en la consecución de los objetivos perseguidos por el negocio.
Leer la prensa, redes sociales, perfeccionar idiomas y ponerme al día con la agenda y siguientes reuniones.
Madrugo para poder acabar cada día a una hora prudente y tener tiempo para hacer otras cosas.
Uno no se quita el gorro de presidente al acabar la jornada, pero es muy importante lo que representa la palabra conciliación y no solo para la propia persona, también para la empresa. Un empleado que no vive su vida personal, que no viaja, que no participa en actividades culturales o deportivas, etc. es un empleado con menor capacidad para aportar experiencias o conocimientos innovadores que enriquezcan la compañía.
Los catálogos de las exposiciones de Fundación MAPFRE. Son maravillosos.
Cualquier buen libro.
Sin lugar a duda mis padres en primer lugar. Son la luz que me inspira cada día desde hace 53 años. Mi mujer que es capaz de acompañarme a las duras y a las maduras por todo el mundo. Y profesionalmente aquellos profesores o profesionales que han sido mi referencia. Han sido pocos pero muy valiosos.
Soy un lector compulsivo por temporadas. Los libros de historia me han enseñado a entender el mundo. Pero sin duda, El Quijote, Cien años de Soledad y la poesía de Machado.
Sí, ¿quién es Antonio Huertas? La respuesta la dejo para otra entrevista.
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