¿Es buena idea pedir dinero a tu familia y amigos para financiar tu empresa?

El emprendedor tiene una idea, quiere ponerla en marcha, encuentra la forma de hacerlo, saca adelante el negocio, pero… se encuentra de bruces con el problema de la financiación. ¿Qué hace? Acudir a los más cercanos. Es decir, a la familia y a los amigos para financiar su empresa.

El emprendedor tiene una idea, quiere ponerla en marcha, encuentra la forma de hacerlo, saca adelante el negocio, pero… se encuentra de bruces con el problema de la financiación. ¿Qué hace? Acudir a los más cercanos. Es decir, a la familia y a los amigos para financiar su empresa.

¿Es peligroso financiar una empresa con créditos de amigos o familiares?

En parte sí. Los familiares y los amigos son personas que siempre van a estar ahí, apoyarán al emprendedor: es el hijo, el sobrino, el amigo, el nieto… “Un emprendedor acude a la familia porque no lo piensa o porque es lo más fácil, a priori. En teoría es gente que no te va a pedir nada porque te quiere, porque considera que eres listo y que si algo va mal, seguirá a tu lado”, explica Iñaki Arrola, fundador de coches.com y del fondo vitamina k.

De hecho, los primeros inversores de una empresa se conocen como las tres efes: friends, family and fools (amigos, familiares y tontos).

El factor sentimental es clave puesto que la relación es cercana, existe cierta confianza para pedir dinero. ¿Cuánto? Depende, pero los expertos estiman que desde los 1.000 euros hasta los 200.000 euros. Cantidades importantes para sacar adelante un negocio en su fase inicial. “Es una opción muy personal, y hay que entender muy bien los riesgos y las implicaciones. Y, sobre todo, ser absolutamente claro con el riesgo que asume el familiar y el amigo al dejar el dinero”, expone Javier Megías, CEO y cofundador de Startupxplore y experto en financiación.

Por tanto, “te arriesgas a perder más que un socio, sino un familiar. Si se pide dinero a estas personas, hay que firmar un pacto de socios más estricto que con los no familiares”, aclara Arrola.

¿Hasta qué punto llegan las obligaciones?

El préstamo de capital entre personas cercanas se hace en fase inicial, es decir, cuando todavía no sé sabe si el negocio va a ir bien, mal o regular. Es una fase de incertidumbre; por eso, debe haber una correcta gestión de las expectativas: “Debe existir algún tipo de contrato, habitualmente de préstamo convertible a capital o directamente una entrada al accionariado. Si va mal, lo primero es ser muy transparente y avisar desde el primer momento”, advierte Javier Megías.

Las explicaciones, la no devolución del capital… son complicaciones que pueden llegar a darse en el camino de un emprendedor y de sus financiadores (amigos y familia). Así que, por un lado, es dinero sencillo de conseguir si los parientes están dispuestos a proporcionarlo; pero, por otro, implica dificultades si la historia empresarial no discurre por el buen camino.

De este modo, acudir a una entidad profesional en el préstamo de capital para emprendedores siempre garantizará, en cierta manera, que los plazos y las obligaciones se cumplirán; además, de no incurrir en problemas familiares. La esfera personal y la esfera profesional continúan separadas: si una va mal, no contaminará a la otra. “Sólo se debe aceptar el dinero que el familiar o amigo se pueda permitir perder y, siempre, hay que ser muy claro con que hay muchas posibilidades de perderlo”, aconseja el experto Javier Megías. Así que, “no es aconsejable este tipo de financiación, salvo que se sea súper estricto en el pacto de socios”, apostilla Iñaki Arrola.

Ventajas y desventajas de pedir un préstamo a la familia y amigos

De acuerdo con Iñaki Arrola, los puntos positivos son: la cercanía, la rapidez y «si algo sale mal, hay poco que explicar.

«Los negativos son la poca profesionalidad y los futuros problemas. Siempre será más conveniente acudir a profesionales de la financiación.

“Lo habitual es no pedir dinero a la familia por si sale algo mal, pero, en otros países como Estados Unidos, se enfoca de otra manera: los primeros a los que quieres hacer partícipes de tu éxito son tus familiares“, dice Megías.

En el punto medio se encuentra la virtud, pero siempre es conveniente no poner en riesgo el dinero de los más cercanos.