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Las fluctuaciones económicas son algo a lo que las empresas con cierta trayectoria están acostumbradas. Los periodos de bonanza, de incertidumbre y de crisis se suceden como si de estaciones del año se tratara.
En este artículo repasamos los principales retos a los que se enfrentan las empresas españolas en este 2024 y cómo prepararse para aprovechar las oportunidades, que también las hay.
Tras la crisis de la pandemia y la posterior recuperación, el año 2024 se presenta incierto. Todo parece apuntar a una ligera desaceleración de la economía española, si bien sus perspectivas son mejores que las de otros países de la Unión Europea.
El Consenso Económico y Empresarial del cuarto trimestre del año, elaborado por PwC y que recoge la opinión de expertos, directivos y empresarios sobre el nuevo modelo energético, pronostica que 2024 cerrará con un crecimiento del 1,6 %. Otras organizaciones económicas y financieras piensan que el PIB de España podría crecer un 1,4 % (según la OCDE) o un 1,8 % (según el Banco de España).
En el mejor de los casos, la previsión es a la baja en comparación con 2023. Aunque los estudios no muestran cifras alarmantes, las empresas deben prepararse para afrontar los desafíos de los próximos años.
Los acontecimientos de los últimos años han servido para demostrar que las predicciones sobre crecimiento económico son solo eso, pronósticos que se pueden ver alterados súbitamente.
Ante esta realidad, resulta imprescindible conocer los posibles escenarios de riesgo y tomar medidas para que no nos pillen desprevenidos. Estos son los principales desafíos que pueden encontrar las empresas a lo largo de los próximos meses.
La inteligencia artificial está monopolizando el protagonismo en 2024. Si bien se escuchan muchos cantos de sirena respecto a los efectos negativos que las máquinas inteligentes podrían suponer, esta realidad está todavía por desarrollar.
Apenas conocemos las posibilidades de la IA, pero es muy probable que genere un efecto disruptivo no solo en la economía, sino en la sociedad en su conjunto. El uso de esta tecnología proporciona numerosas ventajas y oportunidades, pero también implica riesgos.
Los gobiernos todavía no saben cómo legislar en torno a la protección de datos en este ámbito. También desconocemos (o más bien, empezamos a vislumbrar) cómo los algoritmos pueden discriminar y sesgar la realidad. Por otra parte, no podemos olvidar el hecho de que la IA puede emplearse con fines poco éticos e, incluso, maliciosos.
En un mundo en el que los datos se alojan en la nube, dependemos de la transferencia de información a través de internet. Las empresas y la Administración Pública se encuentran totalmente expuestas ante una interrupción, accidental o provocada, de las conexiones.
Todo apunta a que en 2024 los ciberataques continuarán aumentando en frecuencia y sofisticación. La IA es una gran aliada para luchar contra los ciberdelincuentes, pero no olvidemos que también está siendo utilizada para diseñar malware cada vez más complejo.
Los datos son un objetivo clave de los atacantes. Resulta imprescindible contar con una arquitectura de seguridad infranqueable, así como con sólidas herramientas de recuperación. Además, la formación es esencial, ya que el factor humano es el eslabón más débil en los ataques.
Los conflictos geopolíticos suponen miles de pérdidas humanas, hambre y destrucción para los países implicados. Además, las guerras ya no solo se libran en el campo de batalla. Muchas veces el objetivo es la guerra comercial. Por otra parte, la guerra cibernética está cada vez más cerca de ser una realidad.
Las empresas que dependen de zonas en conflicto deben buscar alternativas para minimizar las consecuencias, como la interrupción del suministro de materias primas y otros recursos.
En 2024, sigue activa la guerra entre Rusia y Ucrania, y el conflicto entre Israel y Palestina no parece que se vaya a solucionar en breve. Por tanto, no hay que descartar una posible escalada y el aumento de tensiones entre otros países como Estados Unidos, China y Corea del Norte.
El cambio climático ya es una realidad, por lo que los estados han comenzado a desarrollar agendas centradas en la sostenibilidad. El Pacto Verde pretende transformar la Unión Europea en una economía eficiente y competitiva. Estos son sus principales objetivos:
El presupuesto de la UE para financiar el Pacto Verde es ambicioso, no menos que sus propuestas sobre clima, energía, transporte y fiscalidad.
Las empresas que no apuesten por la sostenibilidad tendrán mayores dificultades para acceder al capital. Conseguir el apoyo de bancos e inversores implicará informar sobre el impacto medioambiental de sus actividades.
El aumento y la intensidad de los eventos naturales relacionados con el clima compromete el funcionamiento de las empresas y puede acarrear pérdidas millonarias. Los riesgos súbitos, como olas de frío o calor, inundaciones o ciclones, son más complejos de prever. Aunque sus efectos a corto plazo pueden ser devastadores, no son los eventos más peligrosos.
Los riesgos crónicos, que avanzan progresivamente, deberían centrar el interés de las empresas, ya que sus consecuencias serán duraderas. La desertificación, la subida del nivel del mar o la crisis del agua a la que estamos asistiendo estos días pueden poner en jaque la actividad comercial de muchas empresas.
Nos hemos acostumbrado a leer noticias sobre la dificultad de encontrar empleados para un sector tan clave en nuestra economía como es la hostelería. También somos conscientes de que cada vez es más complicado encontrar trabajadores para el sector primario.
Sin embargo, el verdadero reto al que se enfrentan muchas empresas es la falta de talento en las nuevas profesiones tecnológicas, como análisis de datos, inteligencia artificial o ciberseguridad.
Contratar personas comprometidas y con un nivel de desempeño óptimo es difícil, pero lo realmente complejo es retenerlas. En este sentido, las empresas deben comenzar a descartar el enfoque tradicional de los recursos humanos.
Flexibilidad laboral, trabajo híbrido, planes de carrera, salarios competitivos, beneficios sociales y digitalización son algunas acciones que pueden ayudar a frenar la fuga de talento.
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El incremento de los precios y la subida de los tipos de interés provocan la pérdida de poder adquisitivo. Como consecuencia, la demanda se reduce y el crecimiento se estanca. Este es el panorama que espera a las empresas en 2024.
Sin embargo, todo desafío supone una oportunidad. Apostar por la sostenibilidad, las energías renovables y la reducción de la huella de carbono es un factor esencial para ganar competitividad, mejorar la reputación de marca y atraer inversores. Cada sector, no obstante, se enfrenta a sus propios retos.
En el sector servicios el valor clave es la calidad. Si un inevitable incremento de precios va ligado a un valor añadido indiscutible como es la experiencia del usuario, las empresas tendrán un punto a favor para captar y fidelizar clientes.
En el sector primario, especialmente en la agricultura, el enfoque prioritario debería ser la transformación del modelo actual. El objetivo es encontrar respuesta a la creciente escasez de agua y mejorar la eficiencia para aumentar la rentabilidad.
La industria tiene una gran oportunidad de crecimiento en la adopción de tecnologías de última generación, como la robótica y la IA. El análisis de datos puede ayudar enormemente a mejorar la gestión de las operaciones, reducir sus gastos y prever riesgos.
La apuesta por la tecnología es la gran baza de las empresas. Solo un ejemplo: la automatización robótica de procesos (RPA) permite manejar los datos de manera ágil y eficiente, eliminando tareas repetitivas de poco valor.
En resumen, estamos asistiendo a un estancamiento de la economía como consecuencia del aumento de la inflación, la subida de los costes energéticos, el incremento de los costes financieros y la pérdida de poder adquisitivo. Todos estos factores seguirán presentes en 2024.
Saber manejar los activos, invertir en sostenibilidad y apostar por la automatización son los tres factores clave que pueden ayudar a las empresas a sortear esta fase de debilitamiento y alcanzar el nuevo ciclo en plena forma.
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