Un aumento de las insolvencias indica que las empresas necesitan financiación

La situación económica actual es más que preocupante, especialmente debido al aumento de la morosidad, que pone en riesgo la supervivencia de muchas empresas y profesionales.

La falta de liquidez es ya una realidad en muchos negocios, y a las empresas no les queda más remedio que recurrir a la financiación externa si quieren llegar a ver el final de la crisis.

Los datos preocupan. España está a punto de conseguir el récord de ser el país de la OCDE en el que más han crecido las insolvencias a causa de la pandemia. La cosa podría empeorar en 2022, una vez que acabe el período de carencia de los préstamos ICO.

Aún así, siempre hay margen para el optimismo, parece que el emprendimiento vuelve a despegar y el número de nuevas empresas está en crecimiento.

De la morosidad a la insolvencia

La crisis económica asociada a la pandemia de Covid-19 ha traído consigo cifras de morosidad que no se veían desde los peores momentos de la crisis de 2008. Aquellos que pagan lo hacen más tarde, pues muchas empresas y profesionales están dilatando lo máximo posible el pago de sus facturas.

Pagar tarde, o no pagar, pone en grave riesgo a otras empresas y profesionales que necesitan cobrar para tener liquidez y hacer frente a sus obligaciones.

Así, se genera un círculo vicioso en el que un buen número de empresarios se encuentran ante el grave problema de no tener dinero suficiente para encargarse de nóminas, impuestos, facturas de proveedores, etc.

Cuando se acumulan varios meses de retrasos en los pagos, o de impagos, la situación se vuelve insostenible y la única opción que queda es acudir al concurso de acreedores.

Que una empresa se declare insolvente supone un problema para ella y para sus acreedores, ya que la mayoría de ellos no van a cobrar la totalidad de lo que se les debe, lo cual también afecta a su liquidez.

España, líder en insolvencias

La economía española sigue estando muy basada en el turismo y actividades relacionadas como la hostelería, sectores que se están viendo afectados por las medidas de restricción adoptadas para evitar los contagios.

La consecuencia directa de esto es que hay negocios que están teniendo unas ganancias muy bajas, o incluso inexistentes, y siguen teniendo que pagar sus facturas. De ahí que el número de concursos de acreedores en este sector se haya disparado, puesto que muchos empresarios se encuentran en una situación insostenible.

Los concursos de acreedores declarados en marzo de 2021 muestran un incremento del 38,7 % en comparación con el mismo mes de 2019 (no se tiene en cuenta 2020 ya que en marzo de ese año los procedimientos de este tipo estuvieron parados a causa del estado de alarma y el confinamiento).

Los expertos creen que las cifras seguirán en aumento en los próximos meses y que la situación podría empeorar a partir de marzo de 2022.

En ese momento acabará el período de carencia de los préstamos ICO entregados a autónomos y a empresas en marzo de 2020, durante el primer estado de alarma. Esto implica que habrá que empezar a devolver la financiación recibida, muchos negocios no van a poder hacerlo y tendrán que declararse insolventes.

La financiación es ahora más necesaria que nunca

Todo esto nos hace ser conscientes de que la financiación es ahora más importante que nunca.

Aunque con retraso con respecto a lo previsto, los fondos europeos van a suponer una inyección total de 140 000 millones de euros que se van a repartir de forma escalonada a través de ayudas directas (no será necesaria su devolución) y se espera que esto pueda ayudar a reactivar la economía.

Mientras tanto, muchas empresas se ven obligadas a recurrir a la financiación bancaria (en muchos casos difícil de obtener si no se demuestra una buena solvencia) o a buscar alternativas como el crowdfunding.

Sin embargo, hay razones para ser optimistas. En marzo de 2021 se constituyeron un 16 % más de empresas que en marzo de 2019. Esto es una buena noticia porque implica que el talento emprendedor sigue presente y dispuesto a plantarle cara a las dificultades.

Tanto las empresas de nueva creación como las empresas que ahora mismo están pasando por problemas económicos necesitan de financiación para poder seguir adelante.

Se trata de un reto difícil de afrontar pero que no puede ser pasado por alto, pues la economía está en juego.