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Un préstamo es una operación financiera en la que se cede una cantidad de dinero determinada a una persona física o jurídica a cambio de una deuda. Esta deuda será devuelta a plazos sumándole unas comisiones e intereses adicionales.
En un préstamo intervienen dos figuras principales que a menudo se confunden: el prestamista y el prestatario.
En este artículo vamos a conocer mejor quién es quién en esta operación y cuáles son sus principales características y diferencias.
El prestamista es la figura que presta el dinero, es decir, la que concede el préstamo. Esta parte adquirirá una serie de derechos sobre el prestatario, como el de recibir la devolución del préstamo o el derecho al favor judicial en caso de impago de la deuda.
Para que una persona física o jurídica asuma el rol de prestamista, el dinero prestado tendrá que devolverse, es decir, el préstamo tiene que constituir una cesión temporal.
Asimismo, es habitual que esta figura obtenga, además de la devolución del importe original, el cobro de unos intereses añadidos que variarán según la solvencia del prestatario y el riesgo de la operación.
El tipo de préstamo variará en función de quién sea el prestamista. Actualmente, los tipos de prestamista más habituales son:
El prestatario es la figura que recibe el dinero prestado. Al mismo tiempo obtendrá la obligación de devolver dicha cantidad más unos intereses generados, pactados en el momento de firmar el contrato. De la solvencia del prestatario dependerá el riesgo del crédito y los intereses aplicados sobre éste.
Algunos de los derechos del prestatario serán recibir los justificantes de pago, toda la documentación del contrato del préstamo o consultar, verificar sus deudas pendientes con entidades financieras o cancelar el contrato de préstamo durante los 14 días posteriores a la solicitud.
En cuanto a sus obligaciones, entre ellas están la de devolver el préstamo en el plazo pactado con los intereses generados o destinar la cantidad prestada al motivo especificado en la solicitud del préstamo.
El prestatario puede ser una persona tanto física como jurídica. De esta manera, una persona individual podrá solicitar el préstamo del mismo modo que una empresa o sociedad.
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Como en todos los contratos, en el contrato de préstamo tienen que aparecer todos los acuerdos a los que se llega entre las partes y debe contemplar todo el marco y las condiciones bajo las que se efectuará el préstamo con el fin de no dejar ni un cabo suelto.
El contrato supone la prueba de que el préstamo se ha realizado y de que ambas partes han llegado a un acuerdo y han establecido unas condiciones determinadas. De esta manera, se establecerá una relación de confianza entre el prestamista y el prestatario.
Siempre que haya alguna disputa o desacuerdo, se podrá recurrir al contrato para solucionarla ya que, si se ha efectuado de una manera correcta, éste contemplará todos los aspectos necesarios para aclarar cualquier malentendido.
Algunos de los aspectos que el contrato de préstamo deberá contemplar son:
Además de conocer bien las características de cada una de las partes que intervienen en el préstamo, es necesario saber acerca de otra información relevante como la solvencia del deudor, deudas que pueda tener pendientes o las opciones con las que contamos en el momento de solicitar el préstamo.
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