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La financiación es una de las piedras angulares de la gestión empresarial, y cada decisión en este ámbito puede tener un impacto significativo en la salud financiera de una empresa.
Dos opciones comunes en el mundo de las finanzas corporativas son la financiación a largo plazo y la financiación a corto plazo. Ambas tienen beneficios y presentan retos, y la elección entre una u otra dependerá de la situación financiera y los objetivos de la empresa.
La financiación a largo plazo implica la obtención de fondos que se pagarán en un período que generalmente supera un año. Estos fondos se utilizan para inversiones a largo plazo, como la adquisición de activos fijos, la expansión del negocio o la investigación y el desarrollo, entre otros.
Entre los beneficios de la financiación a largo plazo para las empresas destacan:
Aunque aporta grandes ventajas, la financiación a largo plazo también puede suponer un reto para las empresas:
La financiación a corto plazo hace referencia a la obtención de fondos que deben reembolsarse en un año o menos. A menudo se utiliza para satisfacer necesidades inmediatas de efectivo, como la gestión de capital de trabajo, la compra de inventario, el pago de gastos operativos o el aprovisionamiento.
Algunas de las ventajas de la financiación a corto plazo son:
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Asimismo, tal y como ocurre con la financiación a largo plazo, este tipo de crédito también puede presentar algunos inconvenientes:
La elección entre financiación a largo plazo y financiación a corto plazo depende de las circunstancias y objetivos específicos de la empresa.
La financiación a largo plazo es adecuada para proyectos de inversión de más duración, como la expansión a gran escala o la adquisición de activos costosos. También es útil cuando se busca estabilidad y seguridad financiera a largo plazo. Además, es la elección más efectiva para empresas con sólidas perspectivas de crecimiento que pueden soportar un compromiso más duradero.
En cambio, la financiación a corto plazo se utiliza para necesidades de efectivo más inmediatas, como pagar nóminas o cubrir gastos operativos. También es útil en situaciones donde la flexibilidad y la capacidad de respuesta son cruciales, aunque siempre se debe tener en cuenta el riesgo de refinanciamiento.
En muchos casos, la combinación de ambas puede ser la estrategia óptima para lograr un equilibrio entre la estabilidad a largo plazo y la flexibilidad a corto plazo en la gestión financiera corporativa. En última instancia, la toma de decisiones informadas y la planificación cuidadosa son esenciales para garantizar el éxito financiero de cualquier empresa.Si estás buscando financiación flexible, adaptable y sin afectación a CIRBE, nuestra Línea de Préstamos puede ser la opción más adecuada para tu empresa. Con líneas de hasta 2.000.000 € y plazos de pago flexibles de 3, 6 o 12 meses a elección del cliente.
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