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En un contrato de arrendamiento de un bien, sea un inmueble, una máquina o un vehículo, existen dos figuras principales: el arrendador y el arrendatario. Éstas pueden ser tanto personas físicas como jurídicas.
Aunque en muchas ocasiones es común encontrarse con los términos de “inquilino” y “casero”, en los contratos también puede aparecer esta otra nomenclatura. A continuación, explicaremos quién es quién en esta relación contractual y qué obligaciones y derechos tiene cada una.
La relación establecida entre el arrendador y el arrendatario se llama arrendamiento y todos los acuerdos entre ambas figuras se reflejarán en el contrato de arrendamiento o de alquiler.
El arrendamiento es el contrato que se establece entre el arrendador y el arrendatario, dando al arrendatario el derecho de uso exclusivo de la propiedad del arrendador a cambio de una contraprestación económica.
Los bienes arrendables son todos aquellos que pueden usarse sin consumirse, exceptuando aquellos prohibidos expresamente por la ley. Los más habituales son los bienes inmuebles, y los bienes muebles, como la maquinaria pesada, los equipos médicos, el mobiliario o los vehículos.
El arrendamiento es válido durante un periodo de tiempo determinado, establecido en el contrato y en ocasiones renovable si ambas partes están de acuerdo.
Antes de iniciar el arrendamiento, el arrendatario deberá aportar una dotación económica a modo de fianza por el uso del bien. Esta garantía habitualmente consiste mínimo en un mes de contrato. El importe se depositará en el organismo competente de la Comunidad Autónoma en la que se encuentra el bien.
La legislación aplicable en los contratos de arrendamiento de bienes inmuebles utilizados como vivienda habitual es la Ley de Arrendamientos Urbanos o LAU, que establece normas como la duración mínima del contrato de arrendamiento o el plazo de preaviso para el desistimiento de éste, actualmente de 30 días.
Ahora que sabemos en qué consiste el arrendamiento, nos centraremos en las características principales de cada una de las figuras que intervienen en esta relación.
El arrendador es el propietario que cederá temporalmente el derecho de uso del bien arrendado a través de un contrato de arrendamiento. Este derecho habitualmente es exclusivo para el arrendatario.
El contrato de arrendamiento establece unos derechos y obligaciones para el arrendador que deberá cumplir mientras el arrendamiento esté vigente.
La primera obligación es la de ceder el uso del bien arrendado al arrendatario, durante un periodo de tiempo determinado y bajo unas condiciones establecidas por contrato.
Por otro lado, algunas de las obligaciones con las que también debe cumplir el arrendador son las siguientes:
Al igual que las obligaciones, el arrendador dispondrá de unos derechos determinados, siendo el principal el derecho a cobro del arrendamiento. Ésta figura podrá exigir el pago de las cuotas, tanto únicas como periódicas.
Además, el arrendador tiene otros derechos en relación al arrendamiento:
Cabe destacar que en situaciones extremas, como por ejemplo en caso de muerte del arrendador, el contrato no se verá afectado y éste seguirá vigente hasta finalizar el plazo de duración del arrendamiento, siempre y cuando el arrendador fuera el propietario del bien.
El arrendatario es la figura que se encuentra en el lado contrario al arrendador, adquiriendo el derecho de utilizar el bien arrendado de forma temporal a cambio de un coste económico. Tendrá la posesión temporal del objeto arrendado.
Podrá usar de manera exclusiva el objeto de arrendamiento a cambio del cumplimiento de las obligaciones establecidas en el contrato.
La principal responsabilidad del arrendatario es garantizar el pago del arrendamiento, ya sea único o recurrente.
Otras de las obligaciones a los que el arrendatario está condicionado son las siguientes:
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Además de las obligaciones, el arrendatario también goza de ciertos derechos, entre los que está, principalmente, el uso exclusivo del bien arrendado.
Además del principal, existen otros derechos para el arrendatario que deben cumplirse para el mantenimiento del contrato:
Finalmente, es necesario mencionar que el elemento más importante en un proceso de arrendamiento es el contrato, ya que en él se reflejarán todas las condiciones de la relación entre arrendador y arrendatario.
Elementos como la duración del arrendamiento, las condiciones en las que se entrega el bien, los costes que asumirá cada una de las partes o los derechos y las obligaciones del arrendador y del arrendatario son indispensables para establecer un acuerdo detallado.
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