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Un préstamo bancario es aquella operación financiera en la que participan dos protagonistas, prestamista (entidad que presta el dinero) y prestatario (persona física o jurídica que lo recibe). La cantidad de dinero a prestar y el tipo de interés aplicado serán fijados desde el primer momento con un compromiso de devolución, por lo general ante notario, en un tiempo determinado.
El préstamo bancario es un instrumento financiero muy solicitado no solo por particulares sino también como préstamos para empresas.
Cuando hablamos de préstamo bancario, por lo general nos estamos refiriendo al clásico préstamo personal o al consumo.
Por lo general la cantidad de dinero solicitada en un préstamo personal o bancario va destinada a la compra de un bien o servicio concreto. En el caso de las empresas, quizás estemos más acostumbrados a hablar de operaciones de crédito materializadas en líneas o pólizas, pero como ya hemos comentado en otras ocasiones, las cuentas de crédito han de ser solicitadas para afrontar períodos pasajeros de falta de liquidez o cubrir los gastos de una situación extraordinaria relacionada con el circulante.
Entonces, ¿Para qué solicitar un préstamo bancario?
En el caso de las organizaciones los motivos podrían ser varios:
A la hora de solicitar un préstamo bancario se deben de tener en cuenta diferentes aspectos:
El tipo de interés es el precio que cobrará la entidad bancaria por conceder la operación. A la hora de solicitar un préstamo se debe prestar especial atención no solo al tipo de interés sino al TAE.
¿Qué es la TAE?
La TAE es un cálculo que incluye el tipo de interés nominal junto con todas aquellas comisiones que se vayan a aplicar al préstamo. Por ello, en ocasiones, el tipo de interés nominal es bajo, sin embargo si la operación va cargada de comisiones, no nos saldrá rentable la aceptación de ese préstamo.
Quizás sea mejor escoger un préstamo con un interés nominal del 5% que otro al 3% pero lleno de comisiones.
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Existe una gran diferencia entre las garantías que exige un préstamo personal o al consumo con respecto a las de un préstamo hipotecario, ya que en este último, la principal garantía de cumplimiento de la obligación de pago, es el bien real que se hipoteca. Esto significa que en caso de impago, la propiedad del inmueble pasará directamente a la entidad bancaria.
Además de la garantía del inmueble, en los préstamos hipotecarios se avala con la garantía personal del solicitante.
En el caso de un préstamo personal, la garantía de cobro se basa en todos los bienes presentes y futuros que tenga el solicitante. Esto implica un mayor riesgo para la entidad bancaria, por eso, este tipo préstamos tienen tipos de interés más altos que los hipotecarios y se exige su devolución en un período de tiempo más corto.
Cuando vamos a solicitar una operación de préstamo a una entidad bancaria, ésta última realizará un estudio de viabilidad sobre el riesgo de la operación, con el fin de decidir si se aprueba o no.
Para ello hay que entregar una serie de documentación( DNI, IRPF, declaración de la Renta, declaración del IVA, Factura proforma o presupuesto que muestre los costes del bien o servicio a adquirir, histórico de otros préstamos…etc)
En cuanto al plazo de devolución una de las claves es que la duración de la operación no supere la vida útil del bien que se compra.
En el caso de que la entidad decida conceder la operación, debe hacer entrega al prestatario de una oferta vinculante en la que se concretarán todas las condiciones aplicables a la misma.
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