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Hoy día aún existe confusión entre el significado exacto de una cuenta de crédito con respecto a otras alternativas de financiación.
Podemos decir que una cuenta de crédito es una de las formas más óptimas dentro de las pólizas de crédito con la que cuentan las empresas y autónomos para solventar sus problemas de liquidez más inmediatos, sobretodo en lo que se refiere al circulante.
La finalidad y características de una cuenta de crédito, nada tienen que ver con las de una operación de préstamo en la que se dispone de un importe determinado de una sola vez desde el momento de la concesión. Además estas últimas suelen ir destinadas a la adquisición de un bien concreto como un coche, una casa, u otro bien material.
Por el contrario cuando se abre una cuenta de crédito, la empresa y la entidad financiera pactan una cantidad determinada de dinero, del que se irán haciendo disposiciones e imposiciones a lo largo de su plazo, que normalmente es de seis meses o un año.
El objetivo de esta operación es contribuir al correcto funcionamiento del negocio, aportando liquidez extra ante gastos imprevistos u operaciones ordinarias.
Esto quiere decir, solventar incidencias puntuales de tesorería ante necesidades específicas, como por ejemplo, las derivadas de ventas a plazos en las que el cobro se irá recibiendo progresivamente, o el pago de nóminas un mes determinado, reparaciones extraordinarias o cualquier circunstancia cotidiana que pueda frenar la actividad habitual de la empresa.
Por el contrario, las organizaciones no deben de usar la cuentas de crédito para financiar un bien material o mobiliario como la compra de un vehículo, máquina o local comercial. Para este tipo de operaciones existen otras alternativas de financiación más adecuadas.
A continuación hablaremos sobre los diferentes tipos de cuentas de crédito más utilizadas en la actualidad
Esta es una de las cuentas de crédito más utilizada y conocida para las empresas que debe ser formalizada ante notario.
El importe que la entidad financiera concede a cada empresa en una línea de crédito, oscila en función de la capacidad de pago de la misma.
Significan una herramienta poderosa para cualquier organización ya que suelen usarse para gastos comunes como pagos de nóminas, proveedores, reparaciones de maquinaria imprevistas…etc.
Con nuestra guía de financiación alternativa podrás aprender todo lo que debes saber acerca de cómo conseguir financiación más allá del banco.
FINANCIACIÓN ALTERNATIVA
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Supongamos que una empresa debe hacer frente al pago de nóminas de sus trabajadores el día 30. Contaba hacerlo con los ingresos obtenidos por el cobro de una factura pendiente y recibe la noticia de que este ingreso se retrasará hasta el día 6.
En una situación como esta, si la empresa posee una línea de crédito, podrá realizar sus operaciones con normalidad, disponiendo del dinero necesario para efectuar sus pagos. Posteriormente una vez reciban la liquidez pendiente, la ingresarán en la línea de crédito para regularizar el disponible.
Cuando el tiempo de la línea de crédito llega su fin, esta deberá ser cubierta en su totalidad, bien con fondos propios de la empresa o con la renovación tácita por parte de la entidad financiera. Conlleva una serie de gastos y comisiones prefijadas en la póliza.
En general una línea de crédito sirve para iniciar o desarrollar negocios en los que los flujos de liquidez son variables
Un crédito revolvente o revolving, es aquella operación de crédito que no tiene un número de cuotas prefijadas en su concesión. El ejemplo más claro son las conocidas tarjetas de crédito que las entidades financieras conceden tanto a particulares como a empresas, sin necesidad de ser firmadas ante notario.
El banco pone a disposición del usuario un importe determinado de dinero por el que no tendrá que pagar nada si no dispone de él. Pero en cuanto se haga uso del primer euro, comenzarán los intereses en función de la cantidad utilizada.
La razón de ser de estos créditos suele ir enfocada a hacer frente a gastos o pagos imprevistos. Las principales ventajas del crédito revolving:
La cuenta de débito es lo que comúnmente se conoce como cuenta corriente o de ahorro, en la que todas las anotaciones que se realizan tanto de ingresos como gastos, van directamente en contra o a favor del saldo disponible en ese momento, (en contraposición a la cuenta de crédito).
En cuanto esta cuenta se queda sin saldo, cesarán las operaciones (aunque algunas entidades bancarias permiten cargar recibos en descubierto en función de la solvencia del cliente).
Con una tarjeta de débito solo podremos hacer pagos y cargos en tanto en cuanto nuestra cuenta disponga de saldo para afrontarlos.
Con una tarjeta de crédito podemos hacer cargos y compras independientemente del saldo de nuestra cuenta, siempre y cuando no sobre pasemos el límite establecido.
En general las cuentas de crédito son muy útiles para:
El comportamiento y actitud del cliente con respecto a sus cuentas de crédito, será fundamental para que la entidad financiera mantenga la continuidad de la operación en el tiempo.
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