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A la hora de escoger entre un cheque o un pagaré como sistema de pago tenemos que tener presentes cuáles son sus diferencias. Actualmente aún son muchas las personas que confunden estos dos conceptos ya que presentan características muy similares.
En este post descubriremos en qué se diferencian y en qué se parecen.
Los pagarés y los cheques son documentos usados tanto por empresas como por particulares para abonar cantidades adeudadas. Estos documentos, entregados por una entidad financiera o una persona, se autoriza a otra a cobrar una determinada cantidad de dinero. Normalmente son más utilizados en el ámbito empresarial para pagar transacciones por compras de producto o abono de prestación de servicios.
Como podemos ver, su función principal es la misma pero su principal diferencia reside en el tiempo en el que se podrá acceder al cobro de las cantidades referenciadas en el documento. En el pagaré, aparece la fecha en la que se podrá hacer efectivo el cobro mientras que en el cheque no se encuentra determinado ninguna fecha de vencimiento para poder cobrar el dinero estipulado.
Además, tanto en el pagaré como en el cheque encontramos la fecha de emisión y la firma del emisor manuscrita, ya que no está permitida la firma digital a través de programas. Eso sí, en el pagaré no se aceptan los llamados pagarés al portador, lo que significa que deberán ser emitidos para una persona en concreto, ya sea física o jurídica.
En cambio, en los cheques no hace falta nombrar a una persona en particular ya que nunca aparece el nombre del receptor del cheque, los puede cobrar cualquiera.
Otra diferencia importante entre el cheque y el pagaré es que en la emisión del cheque siempre interviene una entidad bancaria ya que el emisor le ordena al banco que abone un importe al deudor. Además dependiendo del tipo de cheque que sea, el banco hasta puede llegar a avalar su cobro. En el caso del pagaré, no es estrictamente necesario que intervenga siempre un banco.
Por otra lado, y siguiendo la línea de figuras avalantes, el pagaré puede ser avalado por terceros que serán contra los que se ejecute el cobro en caso de que el librado no tenga fondos cuando el pago se realice. El cheque, por su parte, no puede ser avalado por terceros sólo pueden estar avalados por la entidad de financiación emisora.
Es posible que con toda la explicación aún no os haya quedado claro las diferencias entre ambas. ¿Qué mejor para aclararlo que definir conceptos?
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Un pagaré es un título de crédito que contiene una promesa de pago de un determinado importe dentro de un plazo convenido. Si creemos que un el pagaré no es la forma de pago que más nos conviene para nuestra empresa, podemos pedir otra manera de pago. Sin estar obligados a aceptarlo.
En este proceso intervienen dos personas:
A veces en este proceso puede intervenir un avalista, un tercero que garantiza el pago del pagaré, aunque la gran mayoría de pagarés que se firman no cuentan con esta figura. Estos títulos de crédito pueden endosarse, es decir, que el legítimo beneficiario transmite a un tercero los derechos de cobro de éste convirtiéndose en el nuevo beneficiario. Para que un pagaré esté amparado por la legalidad debe contener las siguientes características:
Mediante este documento un emisor ordena al banco que realice el pago de un determinado importe a un beneficiario. El cheque se utiliza, por tanto, para pagar algo sin necesidad de utilizar físicamente el dinero. Aunque en los últimos años se han popularizado otros sistemas de pago, el cheque sigue siendo una de las opciones favoritas de muchas empresas.
En resumen, en este proceso intervienen tres personas:
A veces el librador y el beneficiario pueden ser el mismo sujeto si se utiliza el cheque para sacar el dinero de una cuenta aunque no suele ser lo habitual. Para que un cheque esté amparado por la legalidad debe contener las siguientes características:
Ahora que ya conocéis mejor qué son el pagaré, el cheque y sus diferencias, podéis escoger como forma de pago el documento que más se ajuste a vuestras necesidades.
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